Capítulo 1

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Es preciosa, pensé en el momento en que la vi sirviendo en la heladería; no llegaba al metro sesenta, tenía la cara llena de pecas, una fina comisura de labios y unos grandes e imponentes ojos castaños.

-Qué le pongo?

Me quedé adorandola...

-Eh... Un granizado de fresa, por favor.

Sus labios hicieron una sonrisa de media luna y se fue a llenar el vaso.

Noté un agonizante dolor de cabeza, era insoportable, por suerte, sólo fueron unos instantes. No sabia cómo, pero ese dolor de cabeza me permitió saber el nombre de la agradable joven...

-Aqui lo tienes, James.

Como podia saber mi nombre? Tendria ella alguna relación con ese letal dolor que sufrí momentos atrás?

-Gracias. Eh... Como...?

Me guiñó el ojo.

De repente desperté del mismo sueño que me obligó a pensar todas las mañanas de la pasada semana: por qué? Qué sentido tenia ese sueño?

Me fui hacia el trabajo con el coche, siguiendo mi rutina habitual de los últimos seis años, pero algo me llamó la atención en un pequeño callejón, me pareció ver a John, perro que antaño fue mío, aunque murió en un desagradable accidente cabiendo se a las vías de un tren. Paré el coche y fui corriendo hacia allí, John se tiro dentro de un container, fui a ver si estaba allí y miré dentro...

No habia basura dentro de el deposito; era como un agujero sin final, daba la sensación de infinito, como el universo. Me tiré dentro, y al cabo de un rato caí en un sitio desierto, lleno de arena, con vegetación escasa y, sorprendentemente, con siete cadáveres al suelo. Me estaba asustando. Noté que me observaban, empecé a correr y conmigo se fue el silencio, pues unos vándalos empezaron a perseguirme gritando y pegando patadas a todos y cada uno de los cadáveres.

No se cansaban de correr, y cuando estaba a punto de desesperarme, de la nada surgieron hombres a pelearse con los vándalos. A lo lejos vi un castillo, lo primero que pensé fue que podrían ayudarme si me dejaban entrar, si me dajaban entrar, me deseé suerte a mi mismo y seguí corriendo hasta llegar al castillo, me puse a gritar como un desesperado para que alguien me oyese, ya que entre la puerta y yo había un largo y hondo foso.

-Quién es?

-Dejadme entrar, por favor! Me persiguen unos vándalos!!

-Apartese.

Me aparté y la puerta cayó delicadamente hacia adelante a modo de puente para que yo pudiese pasar a dentro. Avanzé hasta donde me fue permitido, pues un caballero me paró. No solo era un castillo enorme que se veía a metros y metros de distancia, sino que dentro había todo un poblado realmente grande digno de admirar...

-Cómo se llama?

-Eh... James Thornton. Dónde me encuentro?

-Necio...-susurró el caballero-se encuentra ante usted, James Thornton, el reino de los reinos: ReckPald, hogar de reyes, un grandioso pueblo de riqueza histórica milenaria y con nobles hombres en el terreno de batalla.

Olvidando completamente los vándalos, (visto estaba ya dentro del magnífico castillo) pensé en el escandalo qué estaba montando el caballero (pues estaba lleno de aldeanos que parecían indignados por la descripción que había recibido el poblado en el que residían), así que pregunté por mi estancia en el reino.

-Noble caballero, me permitiría usted alojarme en ReckPald?

-Eso no lo decido yo, si por mi fuera se estaría pudriendo usted y todos los habitantes de este pueblo en el foso junto a los vándalos de fuera... Pero como no es es de mi incumbencia decidir si se queda o se va, tendré que acompañarle a ver el mismísimo rey del noble reino: Will el valiente, él decidirá tu destino.

En el momento en que me cogía del brazo para guiarme hasta el viejo centro del castillo a ver a Will el valiente, la vi. Era ella, con sus gigantes ojos castaños y sus delicadas pecas esparcidas por la cara, la chica del sueño, era inconfundible, sentí el dolor de cabeza del sueño, olvidé su nombre y todo cuanto me rodeaba, me estaba desmaiando...

The Rubish SideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora