Miré a Ish y vi que estaba tan sorprendido como yo, pensamos durante un periodo de tiempo largo y Ish dió con la clave:
-Es el perro!- Exclamó Ish desde la silla en la que estaba atado- La edad del animal se multiplica por siete, de esta manera puede ser mayor que la gran mayoria de miembros de la familia en pocos años!
-Habéis acertado-dijo la voz grave desde su pequeño ventanuco- pero esto no os va a librar de nada, y visto que veniais a por el tapiz, entiendo que quereis cumplir con la profecia, me equivoco?-Hizo una pausa para reír- uno de los dos tendrá que librar una batalla con el gran oso que aguarda en las profundidades de Gherdner a ojos de todo aquel hogareño al que le apetezca verlo.
Cerró la ventanilla, se abrió la puerta y dos séres deformes nos desataron de nuestras respectivas sillas y a empujones nos llevaron hasta una especie de coliseo que estaba en medio de unas graderías.
-Ish, dejame luchar a mi, soy el elegido, lo sé, lo siento.
Uno de los seres, al oír eso, me empujó hacia adelante y cogió a Ish para llevárselo a una de las gradas. Sin previo aviso, se abrió una gigantesca jaula que había en frente y salió un impresionante oso. El coliseo se llenó de golpe al sentir el imponente rugido que lanzó el oso al aire en cuando me vio. De la grada saltó una gran espada, corrí a cogerla para atacar. Yo debía ser el vencedor, el elegido no podía perder, tenia que cumplir la profecía.
Empecé a correr hacia él para cortarle el cuello con la magna espada. Conseguí clavar-la en su brazo, pero con un sorprendente ágil movimiento, el oso me arrebató la gran espada y me desgarró medio cuerpo con su doscomunal brazo. Caí al suelo, se me estaba nublando la vista, vi que Ish saltaba de la grada clavándole una daga en la espalda al oso y se arrodillaba hacia mí para dedicar-me unas palabras.
-James, no creo que te podamos salvar de esto...
-Pero soy el elegido!- Le corté.
Ish frunció el ceño y se puso a gritar- Tu no eres el elegido, eres como todos, incapaz de derrotar a un oso que mide tres metros, porque no hay elegido ninguno, todos somos los elegidos, aunque no todos coincidamos en este pensamiento, todos somos iguales, no eres especial, solo eres otro medio que usa el rey para conseguir lo que quiere...

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The Rubish Side
CasualeJames Thornton, un hombre que vive una aburrida rutina que dura ya seis años, descubre un portal dentro de un container a un nuevo mundo: ReckPald, un reino dónde todo cambia constantemente... Protegido con: www.safecreative.com