Tres Reinos...
Reino de Busan, creador principal de la joyería más valiosa de todos los tiempos.
Reino de Seúl, exportador principal de los alimentos y granos básicos.
Reino de Daegu... El principal y líder. Creador de las leyes y reglas que deben s...
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Jimin poco a poco logro ver el hermoso castillo ante sus ojos.
Aunque se sentía aterrado, su corazoncito dolido y roto. Sentía que su verdadero infierno apenas estaba por iniciar y las lágrimas no habían dejado de bajar, no podía dejar que lo vieran en aquel estado.
Por qué él creía que ocasionaría más molestias y problemas.
Aún así, el Omega no pudo dejar de apreciar la belleza del Castillo principal de Daegu. Al pensar que el Alfa líder es un hombre aterrador, pensó que el castillo sería oscuro, siniestro al igual que su dueño. Pero era todo lo contrario.
Era realmente hermoso, brillante y esplendoroso, se atrevía a decir que mucho más hermoso que el castillo de Busan. Se podía ver la elegancia desde afuera, con algunos árboles con decoraciones y las luces prendidas pues ya había oscurecido y el sol no estaba más.
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Los carruajes se detuvieron justo en los primeros escalones. De ahí, bajo primero el Rey. Quién ni siquiera tuvo la cortesía de esperar a su esposo para entrar al Castillo, se dirigió hasta este y le ordenó a su guardia que no quería que nadie lo molestará.
Mientras Jimin solo pudo ver la espalda de su ahora esposo alejarse lentamente, hasta perderse por las puertas principales del castillo.
- Tae... - Llamo Jimin al Omega que se había mantenido en silencio, pues no sabía que decir para consolar el desolado corazón del Rey.
- Dígame su majestad.
- ¿Siempre viviré así? - Susurro por lo bajo.
- ¿Así? - Tae pregunto.
- Así... Con mi corazón roto, asustado, sintiendo como es destrozado con el pasar del tiempo. Viviré con los maltratos de las personas a mi alrededor...
- No mi Rey...
- Siempre... Las personas que me rodean y que se supone deben protegerme, quererme y cuidarme... Me destruyen, me lastiman, me maltratan y parecen odiarme como si fuese su peor enemigo.
Taehyung no supo que decir. Él sentía un nudo en su garganta, al ver aquellos hermosos ojitos azules del Rey Omega, tan dolidos, desolados, tristes y sin ningún tipo de brillo o esperanza. Era como sí... Su vida no tuviese ningún tipo de sentido para poder vivirla.
