Prólogo #3 - Der Phönix gegen die Nattern

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(El narrador es Fabi) (a/n no, en esta historia no es traidor)

La radio sonaba en Fasanengarten. Y yo engullía mi desayuno mientras observaba por la ventana de la cocina si Juli salía de su casa.

"Fabian Bau, ¿quieres hacerme el favor de comer mas despacio?" Me espetó mi madre al entrar en la cocina. Le respondi con un "Si, mamá" con la boca llena.

Hola, ¡no os había visto! Yo soy Fabi, el extremo derecho más rapido del mundo. Si... Al que mandaron a un campamento por suspender mates. No pienso hablar de ello porque fue, con diferencia, el peor verano de mi vida.

Como ya os habrán contado, yo no estaba cuando las Fieras descendieron a los infiernos y se convirtieron en cenizas. Cuando eso ocurrió, yo estaba prisionero en Saarland. En el puñetero campamento que mas bien parecia una prision que bien podia estar dirigida por el padre de Maxi o una bruja o el mismisimo Darth Vader. Sin fútbol. Durante algo mas de dos meses. Fue una horripilante pesadilla.

Maxi: Mi padre como concepto del mal, es maravilloso.

Y si se hubiese quedado ahí, valía. Pero luego mi madre y yo nos mudamos por su trabajo a Renania y los dos meses de pesadilla se volvieron un año. Por suerte, mi madre prefirió su antiguo puesto en Grünwald y regresamos. Pero ya era tarde.

El dia que volví a casa, tenia emociones mezcladas. Por un lado, volvía a casa, al lugar donde nací, donde estaban mis amigos y todo lo que conocía y apreciaba. Por el otro, sabía que iba a entrar en un infierno nada mas pisar Grünwald. Las Fieras ya eran historia.

Pero como quedo escrito en nuestra tercera Regla de Oro, las Fieras nunca se rinden. Y yo no pensaba rendirme. Aunque supiese que ya la mayoria lo habrían hecho y que solo yo renunciaba a hibernar para siempre en el infierno.

Quizá eramos cenizas, pero yo creía firmemente que eramos las cenizas de un fénix. Y los fénix siempre renacen de sus cenizas. Más fuertes, más peligrosos, más fieros.

Alex: Fabi, eso ha sido condenadamente bonito.
Fabi: Gracias
Dani: Fabi dijo "os dejo solos un mes y me la liais" y se puso a arreglarlo todo.
Alex: Por eso es la tercera cabeza.

Llegue a Grünwald cuando anochecía el último domingo de julio. Cuando solo quedaban apenas un mes para tener que volver a estar encerrados entre las cuatro paredes del Gymnasium. Llegaba mientras luchaba contra el sueño, el cual me estaba ganando claramente.

Pero cuando di la cabezada definitiva, algo se estrelló contra la carrocería del bus. Abrí los ojos y justo lo vislumbré. Redondo y negro como la noche. Presidido con una figura familiar. Un balón de futbol. Pero no un balón cualquiera. Un balón de las Fieras.

Felix: Eso suena muy bonito, pero ¿seguro que no maldeciste cuando te despertó el balonazo?
Fabi: A ver, si pero...

Sabia que no lo había imaginado cuando el bus se detuvo y el conductor se bajó echando pestes a una pequeña sombra que cogió el balon y huyó raudo como el viento, mandando a aquel hombre a la mierda.

Pero yo vi que aquella persona era muy pequeña para ser uno de mis amigos.

Nerv: Ey, ese era yo.

Me bajé del bus en la estación unos metros mas adelante y me despedí del conductor, cuya furia no habia bajado. Traté de seguir al niño, tenía que saber quién era. Era cuestion de vida o muerte, ¿sabéis?

Marlon: Continuamos con la tendencia Cerbero al dramatismo.

Pero lo perdí al cabo de un rato. Di la vuelta. Y me encontré a una señora mayor regando las plantas.

Las Fieras FC: Ein Mannschaft von MeisternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora