SUI GENERIS; avatar

03 | sky people

"hablar en Na'vi"
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Año 2154

«— Cuando estás en crío no sueñas.»

Fue lo primero que pensó al despertar en al parecer una caja, sintiendo unos cables conectados a su cuerpo y unas luces opacas dentro. No entendía nada, estaba tan desorientado que apenas se dió cuenta que el reducido espacio en el que estaba, de repente se abrió, dejándolo salir, pero al querer voltear bien y ver dónde se hallaba, no le dejaron los cinturones que lo aseguraban a su lugar por la falta de gravedad.

Además de que se dió cuenta que al salir, estaba rodeado de blanco y de más cápsulas que se empezaron a abrir también. Al ser uno de los primeros en despertar, se le acercó rápido flotando un hombre vestido de médico, para darle el visto bueno.

— Tranquilo, tómalo con calma —se puso en frente suyo, justo frente a sus ojos.— Tranquilo.

— ¿Ya hemos llegado? —pregunta.

— Sí, ya llegamos —le afirma, alejándose y alzar la voz.— ¡Llevan en crío cinco años, nueve meses y veintidós días; tendrán hambre y estarán débiles! ¡Sí sienten náuseas, por favor usen las bolsas que les proporcionamos. El personal se los agradecerá!

Los compañeros del hombre médico, ayudaban a los demás sujetos que salían de sus cápsulas, volteando a ver todo.

Claramente él se acercó más interesado a los lockers metálicos que había a unos cuantos metros de las cápsulas, asignados para cada uno de ellos; en el suyo se leía J.Sully.

Por fuera se podía observar el espacio oscuro, con el inmenso tamaño de la nave espacial en la que iban todos aquellos humanos que pronto arribarían. El planeta de mayor tamaño de unos hermosos colores de azul y diferentes tonalidades, y el menor, parecido en apariencia a la tierra. Verde y azul se apreciaban.

El más pequeño era en el que estaban por encima, dejándose llevar un poco por la gravedad, esperando el permiso para adentrarse a la atmósfera.

Obteniendo el permiso, un avión Valkyrie Shuttle se adentró al planeta, transportando a varias personas que se encontraban sentadas en línea recta esperando alguna indicación superior. Sólo se escuchaba el aire golpeando el metal exterior de la nave.

— ¡Hexomáscaras, hexomáscaras!

— ¡Hexomáscaras, pónganselas ahora!

— ¡Recuerden que si las pierden, se desmayarán en veinte segundos y morirán en cuatro minutos! Sí no quieren eso, es mejor que cumplan la orden. Así que, que nadie muera hoy soldados, se vería muy mal en mi informe —dió las órdenes el jefe de esa unidad.