Capitulo 22

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-Te quedaras a dormir

-¿Que? ---Repitio —---No, no es necesario

-Insisto —Lo observé a los ojos mientras le sujetaba el pañuelo de la nariz. Pareció pensarlo un segundo y termino asintiendo —

-Bien... Dormiré en el sofá

-Hay otras habitaciones —Comente —

-No te voy a incomodar. Me quedo aquí —Lo dijo tan serio que no pude objetar —

-Bien —Susurre. Aparte el pañuelo de su nariz para ver si ya había parado el sangrado —Ya paro... ¿Te sientes bien?

-Uh si —Se tocó su propia nariz revisando que no sangrara —Gracias

-¿Por romperte la nariz? —Sonrei un poco —

-No —Rio —Por dejarme quedar 

-Esta bien... ¿Quieres algo de comer? —Rayos ¿Que tenía de comida? —Podemos cocinar

-¿Spaghetti? —Pregunto —

-Me encanta ¿Hacemos un poco?

-Por supuesto —Sus ojos divagaron un momento y luego asintió con más emocion —Me encantaria, de hecho.

-Okey —Le di una sonrisa antes de ir a la cocina para preparar todo —Adrien

-¿Si?

-Quitate la camisa —Él no respondió, pero apareció tres segundos después en la cocina —

-¿Tan rápido nos vamos a desnudar?

-¿Que?! No! —Le pegue un golpecito en el brazo —Eres un pervertido.

-No soy yo quien está diciendo insinuaciones —Sus ojos se entrecerraron a la vez que se inclinaba sobre mi. Su respiración golpeó mi rostro —

-Idiota —Gruñi alejandolo de un empujon. Le di la espalda recuperando el aire que había perdido —¿Quieres ropa limpia o no?

-Bueno, ropa menos ensangrentada no me vendría mal —Lo mire, estaba revisando su camiseta gris que tenía una mancha, medianamente grande, de sangre —

-¿Puedes poner la pasta mientras voy arriba?—Pregunte —

-¿Dudas de mis dotes culinarios?

-No puedo confiar en algo que no conozco —Me burle —

-Touche

-Ya vuelvo

Subí las escaleras hasta la habitación en la que a veces se quedaba mi hermano. En el clóset había ropa olvidada de él, sobretodo chaquetas, pero casualmente una pijama. Al volver abajo encontré a Adrien quien revolvía la pasta.

-Oye ¿Te gusta la salsa boloñesa? —Pregunto de repente —

-Eh, si. Solo que no soy muy buena cocinando. O haciendo salsas —Me recargue en la encimera —

-Podria hacer un poco... Si quieres...

-¿En serio?—Adrien sonrió un poco y asintió —Bueno, usa lo que necesites.

-Gracias —Adrien se lavo las manos y rebusco en mi cocina sacando todo lo que necesitaba. Yo solo lo observé en silencio —

-¿Estoy haciendo algo mal? —Susurro un rato después —

-¿Que? —Sus ojos azules me miraron —

-Es que no me has quitado la mirada de encima.

-Oh, no —Negue —Es que no conozco a mucho hombres que cocinen. Es decir si, conozco pero no, no... Eh en vivo y en directo, pero no quiero decir que-

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