Capítulo VII

473 61 42
                                    

Tomar té en el palacio real fue lo sencillo. BaekHyun permaneció sentado a su lado mientras su madre bebía el líquido caliente frente a ellos. La conversación fluyó en torno a su estadía en Leo, lo que hacían en sus tiempos libres y como sobrellevaban su vida de pareja. A pesar que en ese tipo de situaciones siempre fue ChanYeol quien habló, en ese momento su madre instó a que fuese el omega quien respondiese a todas las preguntas, así que él solo se concentró en intentar regular su respiración mientras se aferraba a la mano de BaekHyun. Hace tan solo una hora descubrió que tocar al omega le producía una paz increíble y ahuyentaba el dolor que nacía dentro de su ser cada vez que tenía al tigre delante, como si el león en su interior pujara en lo más profundo de sí para llevarlo al infierno, literalmente.

—Sé que aún no se emparejan —dijo su madre de un momento a otro, cuando BaekHyun terminó de responder la última pregunta que hizo la mayor—. ¿Qué planean hacer? ¿Seguirán así hasta que BaekHyun esté a prontas de quedar infértil?

—¿Qué quiere decir? —preguntó desconcertado y con la voz ronca por unirse recién a la conversación.

—Necesitan cachorros. ¡Muchos!

—Madre... —regañó.

—Al menos necesitamos un heredero, Yeol. —Todos guardaron silencio—. ¿No lo pensaste? ¿De verdad esperas pasar toda la vida sin marcar a tu omega?

—Nosotros nos encargaremos de eso. No se entrometa —pidió con cierta rudeza, aunque, por alguna razón, su madre pareció enternecida y sonrió.

—Está bien. —Ella elevó los brazos en una actitud juguetona—. No me meteré en las cosas de estos niños grandes.

BaekHyun sonrió por amabilidad, pero ChanYeol se mantuvo serio y permaneció así cuando su madre decidió salir del palacio para recorrer el mercado. Se detuvo poco antes de la entrada y detuvo a su esposo por el brazo, provocando que su madre continuase con su camino sin percatarse que ellos se quedaban atrás.

—¿Qué sucede? —preguntó el pelirrojo una vez que él lo llevó a un costado más apartado, alejándose un poco de los guardias.

—Quiero conversar sobre algo. —BaekHyun se mostró sorprendido y ansioso—. ¿Es posible que te quites el velo?

—¿Quieres humillarme públicamente? —preguntó el contrario con dureza y él suspiró, intranquilo.

—Hace calor —explicó, aunque claramente no fue razón suficiente.

—Eso da igual. No mostraré mi rostro.

—Creo que no es necesario permanecer con el velo —insistió nuevamente.

—Soy horrible, ChanYeol. La gente pensará que te casaste con un fenómeno —dijo BaekHyun antes de ir detrás de su madre como si no fuese nada, como si su comentario no tuviese ni un ápice de dolor.

No entendía cómo el tigre podía ser tan cruel consigo mismo. En realidad, BaekHyun parecía ser cruel con todos. ¿Aprendió a hacer de aquella manera producto de una crianza particular? ¿Cómo se convirtió en ese tipo de persona?, pensó mientras retomaba el andar detrás de los dos omegas. Su madre se enganchó al brazo de su yerno apenas lo tuvo cerca y caminó a la plaza principal que había en Leo, un lugar llena de árboles, un sitio para conversar y con mucha entretención para los cachorros. Notó que BaekHyun de inmediato se encogió ante la imagen, de seguro temeroso por encontrarse repleto de leones, así que se apresuró en estar a su lado aún cuando su madre estaba con él. ChanYeol era su protector.

—¡Líder Park! —saludó un comerciante de pieles apenas lo vio y él sonrió antes de saludarlo.

El hombre se le acercó y lo instó a ir a su puesto, así que tiró de la mano de BaekHyun para que estuviese a su lado, quien trajo a la omega consigo también. Estuvieron un rato conversando con el hombre, sobre su trabajo, su familia y lo feliz que lo hacía tener a ChanYeol como líder y a un omega extranjero acompañándolo. Eso sorprendió a los dos, pero no hicieron más que agradecer. Tanto ChanYeol como BaekHyun pensaron que el pueblo de Leo no estaba para nada contento con que se uniera en nupcias con un tigre.

Entre melenas y garras • || ChanBaek ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora