Capítulo VI

434 65 34
                                    

—Entonces, ¿qué más es? —indagó con cierta molestia.

Por un momento pensó que los hermanos se pusieron de acuerdo para confabular algo fatídico contra él, pero JongDae agachó la cabeza luego de que lo escuchó hablar y se puso de pie, claramente incómodo y suponiendo que el tema no le concernía a él.

—Los dejaré solos —avisó el menor—. Volveré después de la comida para hablar sobre el arroyo artificial.

Quiso decir que ese era el tema que deberían conversar, sin embargo, guardó silencio porque notó que BaekHyun cayó en un sepulcral silencio que le recortó al día que el muchacho le gritó en su despacho. Pensó si eso algo tenía que ver con lo que estaban por conversar en ese momento. No le prestó mucha atención a lo que dijo su esposo aquella vez; le causó curiosidad en un inicio, pero al final lo olvidó al verse sobrepuesto por temas más importantes; ser líder de Leo involucraba mucha responsabilidad y estar a prontas de casarse era un tema que influyó en él emocionalmente.

—¿Qué pasa? —preguntó con suavidad y acercó una mano a la de BaekHyun, la cual se encontraba sobre la mesa.

El joven inmediatamente elevó la mirada al sentir el calor de su tacto y tomó aire a profundidad, pero con ello solo vino un llanto creciente y alarmante que lo entumeció y lo hizo moverse de su sitio. Se dirigió al pelirrojo y lo ayudó a levantarse para luego caminar a uno de los sofás del salón, donde lo obligó a sentarse para que se sintiese más cómodo. ChanYeol se apresuró en ir a la cocina por un vaso de agua y luego volvió con el chico, quien no dejó de moquear en ningún momento.

—Omega, si es un tema difícil es mejor que lo conversemos en otro momento.

El aludido negó con la cabeza y susurró apenas—: Es algo que debemos conversar.

—Estoy aquí para escucharte.

—Mi venganza —comenzó el tigre y lo miró a los ojos, pero apenas se encontró con la piedra ámbar y con la otra color hueso solo recibió un sollozo—. Quiero contarte como planifiqué todo.

Suspiró desasosegado—. No creo que sea algo que amerite hablar.

—Yo creo que sí. —Asintió al ver la convicción del contrario—. Con este rostro viví creyendo gran parte de mi vida que nadie me miraría con algo más que lástima. —Los dientes ajenos se apretaron en un intento de contenerse y poco después un sollozo cayó de ellos—. Cuando supe que tenía un prometido me sentí... dichoso. —El chico mostró una pequeña sonrisa bañada en lágrimas y se concentró en sus ojos, lo que provocó un estremecimiento en él—. Pensé que por fin tendría a alguien a mi lado, incluso si era con un acuerdo político entremedio. Sin embargo, esto no se lo dije a nadie. Correspondía que yo me comportase inalcanzable como lo sería cualquier otro omega con el mismo título. —Su esposo guardó silencio durante un momento—. Luego supe que eras un león.

—¿Cómo te enteraste que fui el león que te hirió? —preguntó con cuidado.

—Tuve que verte —susurró con una sonrisa avergonzada—, aunque antes de eso ya sabía que quería vengarme de Leo, del líder de Leo.

—¿Qué? —Aquella palabra salió sin aire. ChanYeol se halló sorprendido por el comentario del otro—. Yo fui como líder de Leo.

—Bueno, no d-de ti. O sea... —BaekHyun tomó aire profundamente y se puso de pie, a partir de ahí fue hacia un lado y volvió por sobre la alfombra, claramente nervioso—. Aquella vez, ChanYeol... —El omega lloró desconsolado y cayó en el sofá que tenía por detrás—. Aquella vez que nos herimos de pequeños casi te maté.

El omega se aferró con fuerza de la tela que cubría el sofá y no fue hasta ese momento que a ChanYeol le llegó de sopetón el olor del contrario, como si recién las feromonas hubiesen traspasado la capa traslúcida que generaba el aceite sobre el cuerpo del joven. Era lógico, no importaba cuántas cosas su esposo se pusiese sobre la piel, el aroma de un omega siempre traspasaría esa barrera para estrellarse con el olfato de su alfa. Por ello, sintió que el otro estaba en peligro, en un vacío oneroso que le raspaba los costado, que lo hacía quedarse sin aire y que poco a poco lo llevaba a morir.

Entre melenas y garras • || ChanBaek ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora