Cicatrices

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Cicatrices.

El Pilar del Viento era la persona con más cicatrices que había conocido. Había conocido a mucha gente con cicatrices, algunas grandes y otras pequeñas, pero nada se comparaba a la gran cantidad que Sanemi tenía en su cuerpo y cara. Siempre se sentía intrigado, estaba seguro que no todas esas marcas permanentes en su piel eran debido a demonios y batallas, sabía que había algo más, algo que atormentaba al fuerte pilar, y eso le preocupaba.

Así es, Giyuu Tomioka, el pilar más odiado por Sanemi Shinazugawa, quería acercarse a él para preguntarse sobre sus cicatrices y la historia detrás de casa una de ellas, que extraño, ¿no crees? Estaba claro de que si se lo preguntaba directamente se ganaría un buen golpe por parte del albino, así que su plan era ganarse su confianza poco a poco hasta que fueran lo suficientemente cercanos como para tocar ese tema. No quería poner incómodo a Sanemi, era lo que menos quería, pero estaba realmente preocupado, ¿no le dolían ni aunque fuera un poco? Solo quedaba descubrirlo él mismo.

Con ayuda de los hermanos Kamado, que rogaron para que Genya les diera algo de información sobre el hombre, tenía una mini-lista de cosas que le gustaban a Sanemi:

• Perros (preferiblemente los grandes).
• Ohagi (el más dulce que haya).
• Matar demonios y entrenar (no necesita explicación).
• Cosas no muy ruidosas (su voz era tranquilizante, bien).
• Cocinar con ayuda de libros de cocina (no se lo imaginaba).

Y esa era toda la información que habían logrado conseguir. No era mucha pero podría serle de gran ayuda.

- Tomioka-San, ¡nosotros le ayudaremos a hacer los planes para que sean amigos, no se preocupe!- Habló entusiasmado el mayor de los Kamado, mientras la menor levantaba los bracitos en señal decidida. Ese par de hermanos si que sabía como alegrarle, aunque su cara no demostrara nada.

- Muchas gracias, Tanjiro, Nezuko- acarició los largos cabellos de Nezuko y ella sonrió, aunque llevara el bambú se notaba su sonrisita.

Y así fue como estuvieron toda esa tarde haciendo planes para conseguir que se volvieran más cercanos, todo eso porque Giyuu sentía la necesidad de ayudar al Pilar del Viento, sentía como había algo de dolor dentro de él que tapaba con atractivas cicatrices, e iba a descubrir cuál era ese maldito dolor para que Sanemi pudiera estar tranquilo. Tenían buenos planes y buenas ideas, solo les quedaba ver si funcionaban de verdad...

-★・Plan número 1 : Ohagi

Una idea tan simple como cocinar ohagis, ¿no? El problema era que Giyuu era un desastre en la cocina, un GRAN desastre... Tuvo que repetir los ohagis dos veces, esa vez no contaba con la ayuda de los Kamado pero ya tenía pensado cómo sería todo, si es que salía bien. Había estado casi 3 horas haciendo 3 malditos ohagis, ¡solo 3! Definitivamente la cocina no era su punto fuerte, ni la práctica iba a convertirlo en un buen cocinero. Pero bueno, ya tenía sus 3 ohagis -2 de ellos medio quemados- y estaba orgulloso de su esfuerzo, esperaba que Sanemi también lo estuviera, pero era demasiado obvio lo que el Pilar iba a pensar.

- ¡Esto es sabe a mierda!- Sanemi escupió el bocado de ohagi quemado al suelo con un notable malhumor. Giyuu tragó saliva y puso la espalda recta mientras que detrás de Sanemi se encontraba Obanai Iguro, riéndose de la reacción del albino para después mirarle con asco.

- ¿Tan malo está? Si es que tiene mala pinta, ¿seguro que no le has echado veneno?- Él y Sanemi se rieron, pero Giyuu no encontró la gracia y se mantuvo con su expresión seria de siempre, pero algo dolido.

- Yo no soy capaz de hacer algo así, solo quería intentar ser vuestro amigo y pensé que si intentaba cocinar...- Sus palabras fueron interrumpidas por ambos pilares que le miraban de arriba a abajo con una mueca de desaprobación.

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⏰ Última actualización: May 15 ⏰

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