Durante el viaje en el último tren que Katharina debía tomar, la noche oscura no permitía ver más que la brillante nieve que adornaba los árboles del bosque a los alrededores. Los árboles, por su parte, parecían perderse en la oscuridad y la velocidad del tren. El tren hacía paradas en lo que para ella parecía el medio de la nada; la oscuridad de afuera la sofocaba, pero se sentía segura ante la presencia los demás pasajeros y la luz blanca que iluminaba el vagón.
El horroroso sonido de la ventisca se hacía presente cuando las puertas se abrían; las luces a su alrededor incluso parpadeaban ligeramente con cada apertura de puertas. El estruendo del viento, ahogado por el cierre, proporcionaba a Katharina una extraña sensación de seguridad.
Por esta razón Katharina tenía puestos sus audífonos. Escuchaba una playlist que ella misma había titulado "Mi Lugar Feliz"; le hacía sentir mejor en los peores momentos, y aunque está vez lograba opacar el sonido de la ventisca al abrirse las puertas del tren, no lograba disipar su tristeza. La muerte de su hermana y el resentimiento de sus familiares resonaban en su cabeza.
Katharina intentaba perderse entre su música, pero entonces mientras escuchaba una de sus canciones favoritas de JEREMIAS, le pareció escuchar que la persona en el puesto a su izquierda le decía algo.
- Kath... - parecía haber escuchado.
Sacó sus audífonos y dirigió su mirada intrigante hacia aquella señora de edad avanzada. Vestía ropajes algo viejos y desde el momento en el que entró al tren sintió un olor no muy agradable de parte de la señora.
- ¿Disculpe? - preguntó Katharina.
La señora solo torció sus ojos y arrugó su nariz; un gesto bastante odioso de su parte que parecía indicar que no había dicho nada y no quería ser molestada.
Kath se colocó sus auriculares nuevamente para continuar escuchando música, chequeó su teléfono para distraerse un poco, y entonces volvió a sentir aquella molesta sensación de que alguien está llamando tu atención mientras usas auriculares.
Esta vez, Katharina, incomodada por lo que pensaba era la señora, elevó el volumen de la música y dándole la espalda, se sumió en la oscuridad de la ventana.
El tren hizo otra parada, una de esas que parecen estar en medio de la nada; sin embargo, unas cuantas personas entraron tras la misma llenando el vagón un poco mas, todos algo agitados y apresurados, escapando del frío gélido fuera del tren.
Ella siempre estuvo observando hacia afuera, pero algo más captó más su atención en lo que las personas de afuera terminaron de adentrarse al tren; la presencia de un niño que permanecía de espaldas hacia el tren. ¿que hacía un niño a estas horas de la noche allí?, se cuestionaba Katherine.
Lo más sorprendente, no tenía ningún tipo de abrigo y vestía un atuendo formal; saco, corbata y demas. Interesada, se sacó sus audífonos y fijó su mirada en él, esperando que algún adulto saliera en su búsqueda y lo llevara al tren. La incomodidad e inseguridad respecto a la situación se hicieron presentes; le preocupaba qué estaría pasando con aquel niño.
Volteó un segundo para ver a las demás personas y comprobar que no tuviera relación con alguno de los pasajeros. Esperaba que alguien reaccionara y saliera en su búsqueda, esperaba que alguien hubiese olvidado a su hijo o hermano.
En un chequeo rápido comprobó que el niño no guardaba relación con ningún pasajero. La esperanza de encontrar a un cuidador se desvanecía, y sus pensamientos se deslizaban hacia su hermana..
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el altavoz del tren, el cual en un estruendoso anuncio la hizo sobresaltarse, "Permaneceremos unos minutos en esta estación, en breve continuaremos nuestro viaje". Típico de trenes regionales en horario de madrugada.
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Willkommen in Hinterheim
HorrorLas cosas empiezan a cambiar para Florian y Katharina cuando su hermana menor muere en extrañas circunstancias durante las preparaciones navideñas, ambos intentan encontrar respuestas y terminan involucrados en algo mucho más peligroso de lo que pen...