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La leyenda de Isabella y el Mago
Hace muchos años, en un antiguo castillo en las colinas de España, se rumoreaba que el espíritu de una mujer atormentada vagaba por los pasillos. La leyenda cuenta que esta mujer, llamada Isabella, había sido una dama de gran belleza y nobleza, prometida a un apuesto caballero llamado Eduardo.
Sin embargo, el día antes de su boda, un maléfico hechicero de magia negra el cual estaba enamorado de ella, envidioso de su felicidad, y celoso de quien alguien la amaba, la maldijo, convirtiéndola en un fantasma errante por toda la eternidad. Desde entonces, Isabella deambulaba por los pasillos del castillo, con su vestido de novia desgarrado y su cabello flotando como un manto etéreo.
Cada noche, su llanto se escuchaba resonando en los pasillos, y su figura pálida y grisácea aparecía entre las sombras. Se decía que buscaba a su amado Eduardo, pero el hechizo del brujo lo mantenía lejos de su alcance. La leyenda advertía a cualquiera que se atreviera a entrar en el castillo durante la noche, pues el espíritu de Isabella acechaba a los intrusos, buscando desesperadamente la redención que le permitiría reunirse con su amado.
Así, la leyenda del fantasma de Isabella se convirtió en una advertencia para los valientes y una historia de amor perdido que perduró a lo largo de los siglos, enredando el destino de dos amantes separados por la magia oscura de un hechicero sin amor.
