En una granja aislada en medio de vastos campos de maíz, se cernía una presencia siniestra. La granja había estado en manos de la familia Johnson durante generaciones, pero los años habían traído consigo un oscuro misterio que rodeaba a un espantapájaros en particular. Un viejo espantapájaros estaba plantado en medio del campo, con ropas raídas y un sombrero de paja desgastado. Su sonrisa de hilo rojo y botones negros por ojos le daban un aspecto espeluznante.
Los rumores en el pueblo cercano decían que el espantapájaros estaba maldito, que los cuervos y los murciélagos que solían infestar la granja habían desaparecido desde que se erigió. Nadie quería acercarse a la granja Johnson por miedo al espantapájaros.
La familia Johnson, sin embargo, era pragmática. Ignorando las supersticiones, continuaron cultivando su maíz, pero cada noche, al apagarse la luz del día, la sombra del espantapájaros parecía cobrar vida. Emitía susurros ininteligibles que se llevaba el viento, como si tratara de comunicar un antiguo secreto.
Un verano, una familia de la ciudad, los Anderson, se mudó al pueblo y alquiló una casa cercana. A pesar de las advertencias, el hijo mayor de los Anderson, David, un chico curioso y audaz, se sintió atraído por la granja Johnson. Armado con una linterna, se aventuró en medio de la noche para investigar el espantapájaros.
Al acercarse, David notó que el espantapájaros parecía observarlo con sus inquietantes ojos de botón. Decidió tocarlo, y al hacerlo, el espantapájaros emitió un chillido horrible que resonó en toda la granja. David retrocedió asustado y tropezó, el espantapájaros bajó de su poste y empezó a desollarlo; comió cada una de sus partes y volvió a postrarse en su poste.
En el campo de maíz, dejó huellas siniestras y en las ventanas de la casa de los Johnson, escribió mensajes crípticos con la sangre que tenía en sus manos.
A la mañana siguiente, los Johnson descubrieron lo poco que quedaba de David. Conmocionados, buscaron la ayuda de un experto en lo paranormal. Este experto, el Dr. Hartman, viajó desde lejos y les reveló la verdad oculta: el espantapájaros era una creación maldita, un intento de la familia Johnson de obtener una cosecha abundante a costa de oscuros rituales.
El Dr. Hartman y los Johnson trataron de destruir al espantapájaros, intentaron prenderle fuego pero este demostró ser invulnerable. En un último esfuerzo, el Sr. Anderson en busca de venganza se ofreció a enfrentar al espantapájaros por su cuenta, armados con el conocimiento que habían adquirido sobre su origen.
En un enfrentamiento aterrador, se enfrentaron al espantapájaros y descubrieron lo peor: el espantapájaros era la encarnación de un alma atormentada de un miembro de la familia Johnson que había sido sacrificado en un oscuro ritual de muerte y sangre. Con la ayuda de Hartman los Anderson y los Johnson realizaron un ritual para abrir un portal y el alma del antiguo Johnson pudiera ser liberada y trascender.
El espíritu se disipó y el espantapájaros se convirtió en un montón de trapos y paja desechados. La maldición se rompió, y la granja volvió a ser pacífica. Los Johnson aprendieron una lección sobre los peligros de la codicia y la magia oscura, y los Anderson, después de su enfrentamiento con el espantapájaros, aprendieron a respetar las advertencias de los lugareños. La granja de los Johnson finalmente pudo encontrar la paz que tanto necesitaba a costa de lo mismo que empezó todo: rituales, muerte y sangre.
-Harold R. Watts