Era la primera hora del día cuando por fin YongBok había salido de su hogar, su semblante se notaba cansado y unas notables ojeras se hacían presente debajo de su ojos. Había pasado una mala noche después del reencuentro con aquella persona que tenía relación con su pasado.
Sentía que alguien lo estaba siguiendo y constantemente volteaba a ver si alguien lo estaba siguiendo o viendo a lo lejos.
Su pecho dolía y las ganas de llorar eran demasiadas. Pero contenía esas lágrimas, ya que él mismo se había prometido no verse débil ante el resto. A excepción de esa persona que le había visitado ayer por la noche, pero esa era otra historia que por la mente de Lee deseaba olvidar.
Caminando con pesadez y miedo logró llegar a su trabajo, fue ahí que logró sentirse más tranquilo porque sabía que ahí no le pasaría nada el resto del día. Pero eso no quitaba el hecho de sentirse extraño y le costaba un poco más de trabajo el hacer sus obligaciones.
— Hey! Buenos Días Lee. — Saludó Han mientras abría la puerta del lugar para que ambos entraran.
— Buenos Días Jisung...— Habló Lee.
— Hoy será un día tranquilo a excepción de que a medio día iremos al castillo para ver a la reina y ayudarle a elegir la repostería que se pondrá en el festejo del cumpleaños del príncipe. — Decía Han animadamente mientras se dedicaba a ordenar unas cuantas cosas antes de abrir el lugar para el público.
Para Yongbok no era un día tranquilo, así que comenzó a sentirse nervioso por lo que pasaría el día de hoy.
El rubio aún seguía impresionado por lo grande que se veía el castillo al tenerlo frente suyo, se sentía cómo un diminuto grano de arena frente a eso. Y si tuviera la oportunidad de poder apreciarlo a detalle lo haría así le costara todo el día hacerlo.
Era increíble para él el imaginar todas las habitaciones que tendría y la comodidad con la que vive ahí dentro. Sin olvidar lo grande que podría ser la cocina, si fuera parte de la realeza pasaría la mayoría del tiempo horneando y creando recetas nuevas. Pero el golpe hacía la realidad era duro pues de inmediato recordó que no era más que un pueblerino que habitaba en una pequeña cabaña la cual ya estaba a punto de pasar a ser solo ruinas.
Posiblemente la vida si tiene a sus favoritos y claramente él no era uno de ellos.
A pesar de estar fuera del castillo y habiendo una cantidad grande de guardias seguía volteando constantemente detrás suyo para no encontrarse con la persona que se había vuelto su sombra.
— Lee...— Habló Han sacándolo de su trance. — ¿Estás bien? Todo el camino para llegar al reino parecía como si estuvieras buscando a alguien. Además...— Continuó acercándose más a él logrando que Yongbok apartara su mirada de Jisung evitando que le viera su rostro.
— Se te ve cansado y tus ojos están ligeramente hinchados...¿Te sientes bien? — De las cosas que se había percatado desde el corto tiempo desde que conoció a Han era bastante observador sobre todo si se trataba de ver a Lee.
— Ah si, no te preocupes.... solo fue una mala noche, pero fuera de eso estoy bien. — Han Jisung no muy convencido se alejó de él y solo asintió.
— Bien...— Murmuró y a lo lejos se dispuso a seguir con lo suyo. Esperar al asistente del rey.
Tres minutos después el joven asistente se encontraba llegando a la entrada del castillo siendo escoltado por un par de guardias.
Kim Seungmin siempre se veía reluciente y portando una agradable sonrisa a pesar de todas las responsabilidades importantes que tenía.
— Han Jisung, Lee Yongbok, me alegra mucho verlos de nuevo. — Decía con tranquilidad Seungmin. Los dos nombrados hicieron una reverencia a manera de saludo para despues sonreírle al asistente.
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The Castle ➡️ Stray Kids
FanfictionLee Yongbok era un joven que había escapado de su antiguo hogar ya que a todo el pueblo se le trataba de una manera inhumana, eran esclavos y todas las ganancias eran para el rey. Mientras que todo el pueblo pasaba hambre y morían. Esa no era una f...