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El sol empezaba a escabullirse sobre el inmenso cielo, en cuanto menos se pensó, ya era muy tarde, la noche saludaba serena y la única luz viva que resaltaba en toda el área venía de la estación de Khaotung. Papeles por todos lados, carpetas llenas y somnolencia abundaban en aquel puesto de trabajo. Se sentía tan estúpido, al final toda la culpa se la llevaba él mismo.

–Por una maldita vez ¡Debería dejar de ser tan amable! – Exclamó, al ritmo que frotaba sus cansados ojos. Tenía días que no descansaba lo suficiente a necesidad de brindar ayuda a sus compañeros y compañeras de área.

Eran casi las 22:00 y parecía como si aquella pila de papeles no tuviera fin alguno. No pensaba rendirse, por encima de todo estaba aquella pulcra y dichosa imagen que mantenía con todos a su alrededor, su reconocimiento en el sitio se daba por su excelente colaboración; todos querían ir temprano a casa y encargaban lo último que quedaba de sus innumerables informes al generoso chico.

Finalmente, rendido ante la frustrante situación, desplomó su propia cabeza sobre el teclado del ordenador. Asumiendo derrota, emitió un sonido de queja y con ambos puños apoyados sobre la mesa dio un golpe de rabia, dejando que papeles volaran y cayeran por ahí. Decidió tomar un descanso y fue por un café de lata de aquella vieja dispensadora. El longevo aparato a duras penas funcionaba.

Aquella fría y pesada noche concluyó con el azabache dormido sobre su caótico escritorio. La mañana ya se había asomado y Khao despertó a causa de una voz familiar.

–¡Whoa! ¡Pero si es señorito hospitalario! –Dijo burlón, gradualmente acariciando la cabeza de su contrario. –Pero que bajo has caído. Esta es la tercera vez esta semana Thanawat.

–Ah sí, tú. No te metas en esto, solo vete, ¿quieres? – Aclaró el más bajo, estaba tan degustado. Cada maldecida mañana tenía que siempre y sin falta, aparecer él, First.

–¡Pero claro que no! ¿Acaso no viste las estadísticas de este mes?

¿De qué carajo hablaba?

–No tengo tiempo para esto. – Dijo irritado Khao. Se puso de pie y dio señal con su mano a que se fuera. Empezó a recoger el papeleo regado por todos lados, hasta que escuchó de cierta forma al más alto.

–Tengo expectativas altas para este mes, ¡estoy listo para ser ascendido! – Exclamó orgulloso y altanero, no podía dejar la burla contra el más bajo.

First emprendió marcha hacia su propio puesto de trabajo sin dejar que su contrincante dijera algo en su contra.

(...)

La semana siguiente fue esperada con ansias por parte del castaño, pues había sido como él lo había mencionado. Su rango se había elevado y lo citaron a una importante reunión para así dar paso a su nuevo puesto de trabajo. No podía esperar para boconear por encima de Khaotung, quien al principio no lo notó, más claro ni siquiera recordaba las palabras de su contrario en aquella vez.

No fue hasta las sonoras felicitaciones del resto del departamento, que le entró conciencia. Intentó mantenerse al margen y se contentó falsamente ante First.

–¡Felicidades! – Dejó salir calmado y seguro de sí mismo.

–No es necesario, Thanawat. – El más alto se cruzó de brazos, mostrándose intimidante.

–Está bien, no era más que eso. Me voy. – Dijo Khao e inmediatamente pegó media vuelta y gradualmente se retiraría sin más, no obstante, su salida fue interrumpida por el castaño, quien tomándolo sorprendentemente del hombro logró detenerlo bruscamente.

– Tómalo con calma. Entiendo cómo te debes sentir, después de todo no dejo de ser mejor que tú. – Entonó burlón First, quien se deslumbraba fastidiando al menor.

–¡¿P-pero quien carajo dijo que yo me sentía así?! – Soltó bastante colmado la paciencia. Por más resistencia que procurara situar, le era imposible ocultar la irritabilidad que le provocaba su contrario.

–Dos meses. – Mencionó repentinamente el más alto. Khaotung confundido solamente pudo colocar una expresión de confusión y desorden.

–Dos meses para ser ascendido Khaotung. Por el contrario, serás mi mascota durante el mismo tiempo – Dijo finalmente First riendo internamente. – Entonces, ¿qué opinas? ¿Te arriesgas?

First extendió su mano inmediatamente esperando por la respuesta de Khao.

–¿Arriesgarse? Para mí eso no es nada, estúpido.

La tarde envejecía silenciosa, por tal, y además del montón de trabajo que tuvo ese día, Khaotung no notó en qué momento se había hecho hora de ir a casa. Esta vez no pensaba quedarse por más tiempo, simplemente lo pensó, no regresaría a ver atrás y mostrarse amable ante todas esas personas que lo único que querían era lavarse las manos dejando todo el jodido trabajo a cargo del menor, cuando a penas por las mañanas se dignaban en saludar.

Era viernes después de todo, con suerte pudo concluir sus pendientes en oficina, así no llevó nada para casa y disfrutó lo que restaba del día, pues a partir de la siguiente semana tendría que trabajar arduamente para cambiar sus estadísticas. No pensaba perder aquella estúpida apuesta con First ya que solo mancharía su propio orgullo, aunque muy en el fondo una sensación de derrota lo consumía incluso antes de intentar vencerlo. De todas formas, "intentarlo es mejor que quedarse con ambas manos vacías", pensó.

El fin de semana concluyó fugazmente. El reloj marcaba las 8:35 y Khaotung debía estar presente en la oficina media hora atrás, lo que indicaba que ya iba tarde. Visiblemente cualquiera que pasará por la calle diría que el chico se había levantado con el pie izquierdo aquel día, considerando que First aún existe y no iba a fallecer cualquier día así quisiese.

Llegó tan agitado a la oficina asi que intento tomarse un respiro antes de tomar el elevador al noveno piso. Saludó cortésmente con algunas de sus mayores, quienes parecían interesadas en saber la razón de su tardanza, pero él solo se escabulló por en medio como si de un pequeño gato se tratara.

Su estación de trabajo se veía tan impecable aquel lunes, lo que motivó al chico a realizar buenos documentos, sin embargo, de tan concentrado que estaba, no se fijó si por algún lado estaba, o a su vez, si había llegado Book, un compañero más entre los miles de la oficina, pero, personalmente un amigo sumamente importante para Khao.

El tiempo pasó con tan solo pestañear, sin darse cuenta a pesar de que ya era hora de almuerzo, no tenía intención alguna de moverse de ahí. Para su buena o mala suerte, como Book no estaba entre los presentes no tenía alternativas de con quien más pasar la hora de descanso, y no es que no se llevase bien con sus mayores, pero Khaotung tiene en claro sus límites entre compañeros de área; un "hola" y un "adiós" entonados con respeto es suficiente.

El hambre era escasa en su totalidad, podía esperar a llegar a casa para comer algo. Entonces continuó con lo suyo, mientras que una voz lo suficientemente familiar se podía escuchar fuerte y claro desde lo lejos. Iba acompañado de una risa que notoriamente irritaba a Khao, pues si se tratara de alguien más que no fuera First Kanaphan, no tendría ningún problema.

Pronto las pisadas, no mencionadas anteriormente, se podían sentir cada vez más y más cerca, a punto de cruzar el pasillo en su totalidad. Parecía ser que el castaño venía manteniendo una conversación con alguien más. Aun así, Khaotung no se quiso ver más interesado en ello, por lo que bajó la cabeza y entregó toda su concentración de nuevo al informe que estaba realizando.

No tuvieron que pasar tan solo 5 minutos en los cuales el azabache se desconcentró del entorno, para sentir la presencia de un tercero dentro de su pequeña estación de trabajo.

–No imaginaba lo pequeña que eran estas estaciones antes. Tener una oficina propia se siente tan bien. –Soltó sin un saludo previo. First se veía tan calmado. –De todos modos, ¿Quieres un café?

Una inesperada sonrisa brotaba del rosto del más alto. Parecía inofensivo esta vez. La inusual tranquilidad con la que ofrecía la lata se le hacía extraño en su totalidad, su actitud era sospechosa de cierto modo, sin embargo....

–Te ves cansado, vamos, tómalo. No puedo estaraquí con el brazo estirado todo el día, Khaotung.

Kiss the enemy - FirstKhaoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora