VII

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Los recuerdos todavía seguían atormentándolo

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Los recuerdos todavía seguían atormentándolo. ¿Por qué ahora?
Las manos de él estaban temblorosas, y su respiración era rápida y cortada. Sus ojos estaban fijos en un punto del vacío, en su mente reviviendo momentos ya olvidados. Sus sentimientos variaban de nostalgia a felicidad, de enojo a dolor, de tristeza a alivio. Sus pensamientos estaban en el pasado, reviviendo momentos ya vividos y a la vez ya olvidados, pero que aún seguían existiendo en su mente.
Los pensamientos se desenvuelven rápido como un carrusel en su cabeza, reviviendo momentos de sus momentos pasados.

El individuo se sentía abrumado por las memorias ya vividas, recordando mucho con detalle cada momento. Podía ver en su mente los lugares que había estado, la gente que había conocido, las conversaciones que tuvo. Podía sentir todos los detalles, todos los sentimientos, todo el momento. Cada recuerdo era como una película perfecta, con todos los pequeños detalles que la completaban. Pero cada memoria también le hacía sentir un dolor amargo, de saberse atrapado en una época que ya no podría volver.

──lo voltea a ver y nota que está algo distraído. ──¿mamá? ──esa pequeña palabra haría que salga de su trance.

Y así fue. Soltó un "¿huh?" Y lo vio.
──¿pasa algo?

──pareces estar pensando en algo, ¿qué es? ──preguntó mirándolo con curiosidad.

── Son solo memorias. Siento como si un gusano de memoria estuviese tragándome ahora mismo, pero no es así.── se expresó a su manera.

──¿quieres contármelo? ──preguntó ansioso, pues no sabía mucho de su madre.

── Mmm...no estoy seguro.

──Vamos, no se lo diré a nadie.

Mientras hablaban, el elevador llegó al destino y abrió sus puertas levamente.

El pasillo estaba vacío y no contaba con mucha luz. Pero se veia una gran ventana que daba la vista de un día lluvioso. Escuchar como aquellas gotas de agua golpeaban el cristal daba una sensación relajante...
El más chico sale y corre hacia la ventana. El otro hace lo mismo y las puertas se cierran por detrás.

Con los ojos fijos en la ventana, dice:
──esta vista me da tristeza. ──expresa.

──a mí me provoca paz.

Las capas de nubes oscuras formaban un techo pesado sobre el lugar. Aunque el día apenas era algo más que un espacio de color gris en un universo de penumbra. La lluvia caía constantemente, formando charcos que brillaban bajo el cielo gris. Sin embargo, el sol parecía intentarlo una y otra vez, tratando de pasar por entre las capas de los pesados nublados. Aunque, a pesar de su esfuerzo, la lluvia parece ser siempre la que se termina imponiendo, formando gotas y charcos en todas las superficies.
Era como si las nubes dijesen "hoy no es tu momento de brillar". Dando un aire totalmente melancólico que encajaba con el lugar.

── ¿quieres dar un paseo? Yo me sentaré un rato. Estoy hecho trizas.── bromeó sentándose y dando un suspiro aliviado.

──¿es seguro aquí?

Asiente.

──como digas...

El contrario saca su cara del cristal y recorre el lugar. Mientras camina, nota que en los pasillos no hay muchos objetos, pues parece que el lugar estaba vacío.
Por curiosidad, entró a una puerta para ver su interior.

Una oficina abandonada, pero que está prácticamente impecable. Las paredes son de un blanco perfecto, sin una sola mancha o arruguitas en ellas. Los escritorios de madera están perfectamente alineados, y las sillas están limpias y perfectamente apoyadas a sus respectivos lugares. Todo está perfectamente acomodado y ordenado, como si fueran arreglados apenas unos instantes antes. Pero a su vez, está completamente abandonado y vacío.

──el lugar se ve bonito... ──dice él para continuar caminando, haciendo que sus pasos resuenen por los pasillos.

 ──dice él para continuar caminando, haciendo que sus pasos resuenen por los pasillos

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𝘋𝘦𝘷𝘰𝘭𝘷𝘪é𝘯𝘥𝘰𝘵𝘦 𝘢 𝘵𝘶 𝘭𝘶𝘨𝘢𝘳.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora