2. Did you miss me?

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Los Huntzberger era -posiblemente- la familia con más estatus dentro del círculo social al que pertenecían. Y por supuesto, los Gilmore se sentían honrados con que aceptaran una cena en su hogar ante una agenda tan apretada como la de ellos.

Emma se encontraba en su habitación pensando en la cena que ocurriría al día siguiente. La familia no era de su total agrado o tal vez solo era que no soportaba a su hijo menor. Logan y Emma se conocían de unos cuantos años atrás, sabía que los niños no maduraban rápido pero demonios, ese chico era el mismísimo diablo.

A la edad de diez años le lanzaba bolitas de papel a su larga cabellera. Mientras que, a los once decidió meterse a la boca una goma de mascar y posteriormente pegársela en el cabello de la rubia (de nuevo), provocando que le cortarán unos buenos cuántos centímetros que para Emma fueron como si le arrebataran la vida en ese tiempo.

Si bien, desafanarse del compromiso sonaba tentador, lo veía casi imposible y más con el problema en Chilton que traía de por medio. Así que su no asistencia era completamente desechada de las opciones.

Entre más recordaba las incómodas situaciones que le había hecho pasar el niño, hacia que no hablarle o interactuar con él sonara como el mejor y más sensato de los planes. Solo tenía que ser amable con los demás y a Logan simplemente lo ignoraría. Fácil ¿no?



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Jueves

- Mis cincuenta dólares y nada de ponerse triste, Tristán. - extendió la mano hacia su amigo.

- Carajo Emms, ya no confiaré en tus padres. - se burla, mientras desembolsa los billetes que habían apostado.

El día anterior, Emma llamó a escondidas a Tristán sobre los sucesos de esa tarde, dejando lo mejor para el final. Solo atinó a reírse cuando su amigo soltó un quejido al saber que había perdido la apuesta.

- ¿A qué hora llegarán los Huntzberger a tu casa? - pregunta Tristán acercando su cuerpo al pupitre de su amiga.

- ¿Por qué? ¿Vas a besarle los pies a Logan?

El rubio hace una mueca de asco ante sus palabras, a la par que Emma ríe ante su reacción.

- Claro que no. Pero no me molestaría si más bien fueran los de su hermana Honor. - responde Tristán en su defensa, su amiga atina a sacar la lengua y fingir arcadas. El chico le guiña un ojo moviéndose a su lugar correspondiente.

En fin, cada quien sus fetiches.

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Las clases eran una tortura para Emma, a excepción de su clase extracurricular de música. No era por ser narcisista pero Emma tenía una voz excepcional, además de su gran talento con el piano y la guitarra. Disfrutaba mucho del tipo de arte que desprendían las notas.

Durante el almuerzo, su beeper comenzó a sonar ante un mensaje entrante. "Me extrañaste?" , se leía en la pantalla, observo a todos a su alrededor en busca de alguien que se mirara sospechoso pero solo coexistían unos pocos en la cafetería sin intenciones de convivir de más. Decidiendo ignorar el mensaje, continuo con su rutina habitual en el colegio. A las tres de la tarde, mientras se dirigía a la salida, recibió otra alerta.

"Me echas de menos?", Emma volcó los ojos, tal vez un pervertido o un tipo aburrido con su vida decidió molestarla el día de hoy.

El día no podía empeorar si tenía que convivir con Logan.

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La cena con los Huntzberger estaba a la vuelta de la esquina, lo que significaba que era en menos de una hora. Y en cada una de ellas (desde que llegó de Chilton) recibía un beep de su bolsillo, cada uno con mensajes y códigos diferentes. Harta de este, lo lanzo a su cama mientras terminaba de arreglar su rubio y lacio cabello en un moño con un listón rosado que lo enmarcara.

No estaba segura de que le pasaría a su cabello esa noche, pero no se arriesgaría de nuevo.

Con un pequeño seguro, acomodo el localizador a lo alto de sus botas. Solo esperaba que no sonara como loco durante la cena o Emily la terminaría por castigar y mandar a Suiza finalmente.

Emma decidió acomodar lo que había en el carrito de bebidas, entre tanto su madre ponía orden en la pequeña decoración y cena que se estaba preparando en el comedor. Richard salía de su estudio acomodando su corbata, listo para hablar de negocios si era posible.

A las siete con cinco el timbre sonó. Fuerte y claro dentro del hogar Gilmore. Probablemente Emily era la más nerviosa por esta reunión. Plancho rápidamente su falda con la mano en caso de alguna pequeña arruga, tiro un último vistazo a su familia antes de sonreír gustosa y dirigirse a la puerta a recibir a sus invitados.

Comencemos.

Padre e hija se miraron frenéticos, Richard entro en escena con su esposa, a lo que Emma decidió sentarse en uno de los sillones de la estancia, alisando su falda tableada.

Gajes del oficio. O de ser hija de Emily Gilmore.

Las voces se hacían cada vez más fuertes, indicando que varias personas se acercaban a la sala donde se encontraba.

- Shira, ¿recuerdan a Emma?

Ambas mujeres entraron primero y Emma se levantó de sopetón ante su mención.

- Claro que si. Hola, pero mira que grande estás. ¿Esos pómulos son reales? - pregunta impresionada la mujer de mediana edad.

Emma sonríe en agradecimiento, estirando su brazo para sacudir la mano junto a la de Shira Huntzberger. Un correcto saludo de adultos.

Su padre iba entrando a escena junto a una chica que parecía mayor que ella, supuso que era Honor. Con una sonrisa se acercó a Emma, regalándole un abrazo en forma de saludo. La menor le sonrió de vuelta, tristemente no le duró lo suficiente.

Detrás de ellos venía el peor enemigo del hombre, el mismísimo Logan Huntzberger.

Quien vestía unos caqui, un saco negro y miraba entre sus manos un beeper del mismo color. La poca tranquilidad que sentía Emma desapareció y se convirtió en más y más furia al tiempo que su propio localizador  timbraba.

- ¿Qué demonios? - susurró Emma al ver el mensaje.

"Hola Mimi".


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nota 2.
Odio esperar diez capítulos a que Logan haga alguna aparición. Disfruten.♡

Nonsense | Logan HuntzbergerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora