Un rescate inesperado

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Supercorp:

Lena Luthor estaba en problemas. Su hermano Lex había escapado de la prisión y había secuestrado a su mejor amiga, Kara Danvers, para usarla como cebo. Lena sabía que Lex tenía planes malvados para destruir a Supergirl, la heroína de National City y la identidad secreta de Kara. Lena no podía permitir que eso sucediera. Ella amaba a Kara, más de lo que ella misma se atrevía a admitir.

Lena decidió enfrentarse a Lex por su cuenta, sin avisar a nadie. Siguió las pistas que Lex le había dejado y llegó a una bodega abandonada en las afueras de la ciudad. Allí encontró a Kara atada a una silla, rodeada de cables y dispositivos que emitían un zumbido ominoso. Lena sintió un nudo en el estómago al ver el estado de Kara, que parecía débil y adolorida.

- Lena, ¿qué haces aquí? - preguntó Kara con voz ronca.
- Vine a salvarte, Kara. No podía dejarte sola con ese monstruo - respondió Lena, acercándose a ella.
- Lena, no... Es una trampa. Lex quiere que estés aquí. Quiere usar tu ADN para activar una bomba de kryptonita que acabará con todos los kryptonianos del planeta - explicó Kara, tratando de advertirle.
- ¿Qué? ¿Cómo lo sabes? - preguntó Lena, sorprendida.
- Me lo dijo. Me torturó con kryptonita y electricidad. Quería que sufriera, que te odiara, que te culpara por todo lo que ha hecho - dijo Kara, con lágrimas en los ojos.
- Kara, no... Yo nunca te haría daño. Yo te quiero, Kara. Te quiero más que a nada en este mundo - confesó Lena, soltando las ataduras de Kara y abrazándola con fuerza.
- Lena, yo también te quiero. Siempre te he querido. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida - confesó Kara, devolviéndole el abrazo.

Las dos mujeres se miraron a los ojos y se besaron con pasión, olvidándose por un momento de todo lo demás. Se sintieron felices y completas, como si hubieran encontrado su lugar en el universo.

Pero su momento de felicidad fue interrumpido por una risa malévola que resonó por toda la bodega.

- Qué bonito, qué romántico. Lástima que sea el final de su historia - dijo Lex, apareciendo desde las sombras con un control remoto en la mano.
- Lex, déjanos en paz. No te saldrás con la tuya - dijo Kara, poniéndose de pie y protegiendo a Lena con su cuerpo.
- Oh, pero sí me saldré. Gracias a ti, Lena, tengo todo lo que necesito para activar mi bomba de kryptonita. Solo tengo que presionar este botón y adiós, Supergirl. Adiós, Superman. Adiós, todos los kryptonianos que se atrevieron a invadir mi planeta - dijo Lex, con una sonrisa maliciosa.
- No lo hagas, Lex. Por favor, no lo hagas. Somos tu familia, Lex. Podemos ayudarte, podemos curarte - suplicó Lena, con miedo.
- No, Lena. Tú no eres mi familia. Tú eres una traidora, una abominación. Tú elegiste a esta alienígena sobre mí. Tú me traicionaste, Lena. Y por eso, vas a pagar - dijo Lex, presionando el botón.

Un estruendo ensordecedor se escuchó en la bodega, seguido de una explosión de luz verde que iluminó todo el lugar. Lena sintió un dolor agudo en el pecho y cayó al suelo, inconsciente. Kara gritó su nombre y corrió hacia ella, pero fue detenida por una onda de choque que la lanzó contra la pared. Kara se levantó con dificultad y vio a Lex salir de la bodega, riendo triunfalmente.

- Adiós, hermanita. Adiós, Supergirl. Ha sido un placer acabar con ustedes - dijo Lex, antes de subir a un helicóptero que lo esperaba afuera.

Kara sintió una rabia incontrolable y una tristeza profunda. Había perdido a Lena, la mujer que amaba. Había perdido a su familia, su mundo. Había perdido todo.

Pero no se iba a rendir. No iba a dejar que Lex se saliera con la suya. No iba a dejar que Lena muriera.

Kara usó sus últimas fuerzas para volar hacia el helicóptero de Lex y derribarlo con su visión de calor. Luego volvió a la bodega y tomó a Lena en sus brazos. La llevó al cielo, lejos de la kryptonita, y la besó con ternura.

- Lena, por favor, despierta. No me dejes, Lena. Te necesito, Lena. Te amo, Lena - le susurró Kara, con esperanza.

Lena abrió los ojos lentamente y vio a Kara sonriéndole con amor. Lena le devolvió la sonrisa y le acarició el rostro.

- Kara, estoy aquí. No te voy a dejar, Kara. Te quiero, Kara. Te amo, Kara - le susurró Lena, con alivio.

Las dos mujeres se abrazaron con fuerza y se besaron con pasión, sintiendo que habían vencido a la muerte. Se sintieron vivas y agradecidas, como si hubieran renacido en el universo.

FIN
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