Capitulo XVII

53 7 8
                                    


Seis de la mañana y yo ya estaba sentada en el porche de mi casa fumando y malhumorada. No sabía si era enojo o tristeza, de verdad quería despertar y verlo al lado mio.

Despertar y decepcionarse no debería de ser costumbre para nadie.

Había dejado algunos mensajes a Ricky sobre lo mucho que me dolía que no pudiera quedarse una sola noche, le pedí que no me hablara en todo el día.


La mañana era fría y nadie caminaba por las calles, mucho menos en sábado.

Aun estaba en pijama y creo que no es muy higiénico llenarla de olor a humo, entre tantas cosas que pensaba no noté que mi papá me llamó desde adentro de la casa. Apago el cigarrillo y me meto de prisa.

El se quedó pensando y luego habló.



—¿Tiraste a la basura los recibos?—me pregunta y yo solo nego con la cabeza.—Para hoy no habría luz, ¿los pagaste?— pero vuelvo a negar confundida.


Me acerco a buscar los recibos pero antes, veo una nota en el refrigerador. Quito el imán y tomo el papel. Mientras leía, mis lágrimas brotaron sin querer. Mi papá me observaba pero no decía nada.

Terminando de leer, respiro hondo y lo miro llena de enojo y por primera vez me atreví a alzarle la voz.



—¿Qué mierda haces con el dinero? Es una vergüenza que mi novio haya tenido que pagar lo que tu no haces, ¡todo por gastarlo en alcohol!



—Tienes tu parte del dinero, no sé de que te quejas.



—No es suficiente para pagar los recibos, eso te corresponde.



—No tienes de que quejarte si tienes todo para vivir, esta es mi casa si no te parece.—su voz desinteresada me dolía aun más. Preferiría que me gritara, así podría justificarlo y decir que lo dijo sin pensar.


Abre el refrigerador para comer algo pero se queda quieto y volteo a verlo.


El refrigerador estaba lleno, igual que cuando mi mamá vivía con nosotros. Tenía un sentimiento amargo y tanto enojo con mi papá que era un irresponsable.

No pude contenerme y me solté a llorar, sentía pena de que Ricky viera el tipo de familia de la que vengo. Había dejado pasar que viera a mi papá alcoholizado pero esto era demasiado.


Mis manos temblaban y con mucho temor y arrepentimiento borré los mensajes que le había enviado, quizás aun no los había visto.


Llamé, pero su teléfono estaba apagado como acostumbraba.


De inmediato llamé a Vinny y de milagro respondió con una voz ronca y soñolienta.



—Vinny, lo siento mucho. Sé que es temprano pero, ¿podrías darme la dirección de Ricky?


—¿Estás bien? —respondió preocupado pero no dije nada.—en un momento te la envío por mensaje.



—Gracias, Vinny. No te preocupes, solo necesito verlo.



—Llámame si necesitas algo más, por favor.




Salí de mi casa y decidí tomar un taxi. Le dí la dirección al conductor y en lo que estábamos en camino yo no podía evitar llorar. Secaba cada lagrima con furia pero estas no paraban.



La mañana aun hacía que todo se viera en un filtro nostálgico, hacía frio y la calefacción no servía.


Mis nudillos estaban entumecidos, mis ojos hinchados y rojos al igual que mi nariz.
Decidí distraerme mirando el recorrido por la ciudad. No solía salir mucho, menos hacia estos rumbos.


Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 02 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

My little angel (Ricky Olson y tu) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora