Los días transcurrían y la conexión entre Minho y Han se fortalecía, a pesar de enfrentar las duras críticas de los otros sirvientes y de sus propios padres.
-Hey Minho... - Han habló mientras se recostaba en la pierna de Minho.
-Mmm.
-¿Qué es lo que deseas?
-Mis deseos... - Minho respondió con confusión.
-Sí... - Han mostró curiosidad.
-Sabes, te hablé sobre lo que causó esa estrella, pero en realidad no sé qué es un "deseo".
Han se levantó sorprendido, haciendo que Minho se sobresaltara por el movimiento repentino.
-¿De verdad no sabes qué significa desear algo?...
Minho negó con la cabeza inocentemente.
-Bueno, desear es querer profundamente algo que te haga feliz en ese momento, ya sea un objeto o algo más abstracto...
-Entonces, desearía sentir esas cosas que llaman "sentimientos", si es que me entiendes.
-¿Así que no puedes sentir nada por nadie, ni siquiera llorar?
-Puedo fingirlo en forma de broma, pero en realidad no lo siento.
Han miró a Minho con atención, provocando confusión en él.
-¿Qué sugieres ahora, ardillita? - Minho preguntó.
-¿Qué te parece si te ayudo a experimentar emociones mientras seguimos con nuestra misión?
-Mmm, no suena mal. Está bien, me gustaría aprender más sobre las emociones y todo eso.
-¿Y cuáles son tus deseos además de bailar y eso?
Su voz es apenas un murmullo, pero sus palabras pesan como plomo en el aire. Minho, con gesto compasivo, acaricia con suavidad el cabello de Han mientras espera su respuesta.
Han desvía la mirada, su sonrisa desaparece y sus ojos se nublan de tristeza.
-Pues me gustaría que mis padres no fueran tan duros conmigo... y que me quisieran un poco más. No solo me gustaría que me regañaran por mis errores, sino que también reconocieran las cosas buenas que hago a pesar de estar atrapado en esta casa desde que tengo memoria.
El peso de sus palabras parece llenar la habitación, mientras ambos jóvenes se sumergen en un silencio tenso. Sin saber por qué, sus miradas se desvían hacia la ventana, donde la luz del atardecer se filtra entre las cortinas.
Fuera, niños juegan en la calle, sus risas y gritos de alegría llegan como un eco distante hasta la habitación. Es entonces cuando Minho comprende el tormento que consume a Han, al verlo luchar contra los recuerdos de una infancia robada.
-Pero, ¿por qué no te dejan salir? -pregunta Minho con voz suave, tratando de calmar el dolor que aflige a su amigo.
Han cierra los ojos, incapaz de contener las lágrimas que amenazan con caer. Su historia se desliza entre sollozos entrecortados, mientras Minho escucha en silencio, sintiendo el peso de cada palabra.
La escena se desvanece en un suspiro, dejando tras de sí el eco de un pasado marcado por el dolor y la soledad. Pero entre las sombras, brilla una chispa de esperanza, encendida por la amistad inquebrantable que une a Han y Minho en su lucha por encontrar la luz en la oscuridad.
-Verás... yo, cuando tenía apenas 10, 11 años y medio, ocurrió un accidente... -comenzó Han, con la voz temblorosa por la emoción.
-¿Hiciste algo? -preguntó Minho, preocupado.
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Mi Peluche preferido 🧸
Roman pour AdolescentsHan quien ha experimentado depresión y ansiedad debido a la protección de sus padres siendo bastante antisocial, recibe un peluche en Navidad que transformará por completo su vida.