Capítulo 6.- Destruirla o devorarla
Inuyasha
Mi lengua dejó un trayecto húmedo sobre su cuello hasta alcanzar su lóbulo y morderlo con suavidad. Sus garras se aferraron a mi pecho y entonces fué el único instante en el que me pregunté... ¿Cómo habíamos llegado a aquello?Era difícil definir el punto exacto en el que las cosas habían tomado ese rumbo, pero si era brutalmente honesto tampoco me molestaba lo suficiente para detenerme, no cuando tenía su cuerpo cálido y curvilíneo pegado al mío y su boca semiabierta a escasos centímetros de la mía, esperando recibir algo que yo deseaba con creces.
– ¿Confías un poco más en mí? - Pregunté en un susurro. - Porque lo que quiero hacer contigo necesita ese requisito.
Russo guardó silencio frente a mi por segundos tortuosos que se me hicieron eternos al intentar controlar mis impulsos. Sus ojos chocolate entrecerrados me miraron con deseo y mis ganas de venganza pasaron a segundo plano, porque de pronto el objetivo en mente había cambiado, ahora solo quería probarla, dejarme llevar y arrepentirme luego.
– Depende... - Susurró.
– ¿De qué?
– De lo que quieras hacer. - Sonreí ante el coqueteo encubierto y sentí el roce de sus labios suaves contra los míos.
Al segundo siguiente la tomé por la cintura y la moví con facilidad hasta dejar su espalda pegada a la pared más cercana. Tomé su mentón y la obligué a mirarme fijo. Sus ojos ardieron de deseo, equiparando el mío al instante. Moví una de mis piernas entre las suyas, rozando su centro, pendiente de sus reacciones cuando un quejido ahogado escapó de sus labios carnosos. Bajé mi rostro hasta el suyo, rozando el ángulo de su mandíbula suavemente con mi nariz.
– ¿Confías en mí? - Volví a preguntar, con mis labios a nada de alcanzar los suyos.
Y entonces sucedió, se estiró para alcanzar mi boca y nos ahogamos a voluntad en un beso ardiente y cargado de malas decisiones. Sus labios se movieron contra los míos en un ritmo lento y adictivo, dando pequeños mordiscos suaves en mi labio inferior, jugueteando como si de una presa se tratara.
Debía admitir que había besado a un montón de chicas en mi vida, probablemente con mucha más experiencia que Kagome Russo, y aún así aquellas sencillas caricias bastaron para encenderme y hacerme sentir casi automáticamente un tirón de mi miembro en mis pantalones, probablemente porque no había nada más prohibido que su toque... Y nada que deseara más que equivocarme.
Mierda, eso estaba tan jodidamente mal.
Una de mis manos se movió a uno de sus pechos, desesperado por amasarlo y acunarlo en mi palma, haciéndola jadear en respuesta. Tomé ventaja de sus labios entreabiertos y profundicé el beso, enredando mi lengua con la suya en una danza provocativa que sólo empeoró mi deseo. Sus garras se aferraron a mi pecho y un gruñido ronco escapó contra mi voluntad cuando sentí el filo herirme sutilmente.
Quise fusionarme por un instante con ella y lograrlo lo más rápido posible.
Sentí el aroma dulce de su excitación y tuve el impulso de colar mi mano en su jeans y comprobar que tan mojada estaba por mí. Sin embargo me separé y pegué mi frente a la suya, abrumado por el alud de sensaciones extremas, intentando recuperar el aliento y en negación con cada efecto que ella provocaba en mí. El inuyasha que la miraba fijamente y que estaba desesperado por tocarla era un adolescente hormonal, no el adulto dominante que solía ser.
La vista de sus labios rosados e hinchados por mis besos fue suficiente para encenderme una vez más. Busqué su muñeca y la arrastré conmigo, dispuesto a dejarme llevar por mis deseos y arrepentirme luego. Abrí una de las puertas, donde un par de chicas nos miraron con atención desde el interior del baño.
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Sombras de seducción
FanfictionEn la oscuridad asfixiante de la mafia, dos herederos destinados a la venganza se ven atrapados en un juego peligroso de lealtades enfrentadas. Entre secretos familiares y rivalidades intensas, Inuyasha Taisho y Kagome Russo, herederos de clanes ene...