Rivalidades en orden

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Capítulo 14.- Rivalidades en orden.

Kagome
Miré el pequeño reloj en mi muñeca por última vez antes de bajar del auto y entrar en el ascensor; según mis cálculos tenía al menos dos horas antes de que mi padre terminara sus asuntos.

– ¿Te gusta Russo? - La voz femenina y ya conocida de Sango fue lo primero que llegó a mis sentidos cuando las puertas del ascensor se abrieron, por suerte ambos me daban la espalda. Me quedé allí en silencio, apretando el botón que evitaba que las puertas se cerraran, consumida por las sorpresivas ganas de escuchar esa respuesta, una que Inuyasha no entregó. - De ser así, quiero recordarte que tienes una prometida, una que también es mi amiga y a quien no he mencionado nada de lo que he visto aquí porque mi lealtad va contigo, pero...

Y ahora entendía el dicho sobre la curiosidad que había matado al pobre ratón y lo que era peor: por primera vez era yo la pobre e idiota criatura.

Una prometida, por supuesto, mi fortuna era así de mala...

– Por favor... Recuerda con quién estás hablando. - Exclamó el peliplata con un tono arrogante.

– Eso intento, sin embargo ya no veo a ese Inuyasha por ningún lado. Estás distraído todo el tiempo, Kikyo me habla a mi para saber como estás porque no recibe respuestas de ti, pasas demasiado tiempo con esa jodida araña, ni siquiera tu hermano sabe que está pasando...

Vi en cámara lenta como el vaso de cristal que sostenía Taisho volaba directamente hacia mí y logré esquivarlo apenas, justo antes de que estallara contra el espejo a mis espaldas.

– JODER ¿ACASO NADIE CONFÍA EN MÍ? - Gritó Inuyasha. - TODOS SE CREEN CON EL DERECHO DE RECRIMINARME COSAS, CUANDO JAMÁS SE LOS HE OTORGADO.

– Idiota, ¡No te estoy recriminando!, eres mi mejor amigo y me preocupas, ¡por eso estoy intentando tener una conversación pacífica y saber que mierda pasa contigo!

– ¡Nada pasa conmigo!

– ...¡Y sigues mintiéndome!

– DIME SANGO, EN QUE UNIVERSO YO, INUYASHA TAISHO, HIJO DE TOUGA, PENSARÍA EN DEJAR A KIKYO Y SIQUIERA ENTREGARLE UN POCO DE AFECTO AL FRUTO DE LAS ENTRAÑAS DEL PEOR ENEMIGO DE MI FAMILIA... - Ouch, eso sonaba horrible, repulsivo. - KAGOME RUSSO ES UN MALDITO CACHORRO MALTRATADO Y HERIDO EN EL CAMINO, UNO CON EL QUE PODRÍA ACABAR EN UN INSTANTE, PERO NO LO HAGO POR LÁSTIMA.

Y aquello sonaba peor.

– Pero...

– No es mi deber cobrar las venganzas de mi padre.

– Eso no era lo que decías.

– ¿Quieres que mate a la niñita Russo? ¿La torturo como suelo hacer con mis enemigos en Japón? ¿Eso te dejaría más tranquila?

Me debatí unos segundos en cómo reaccionar. ¿Tenía algún sentido dejarle continuar hablando? A esas alturas ya había escuchado suficiente.

Avancé en modo automático para salir del cubículo metálico, movida por el simple hecho de pedir, no... exigir una explicación, una que hiciera que el repentino dolor punzante en mi pecho se fuera.

Mis tacones hicieron sonar el vidrio al romperlo en añicos y entonces su arma apuntó hacia mí antes que su mirada. Me hubiera encantado tener un poco más de tiempo para poder planear mi entrada triunfal y dramática, porque de haber sido posible habría preferido hacer algo más que sonreír como idiota cuando el dorado se posó en mis ojos. Las mejillas me dolieron por lo falso del gesto, siendo el único pilar endeble de dignidad que seguía en pie, evitando apenas el dejar que las lágrimas se acumularan en mis ojos.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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