Sin duda, después de esa primera noche Calle comenzaría a darse cuenta de lo mucho que la convivencia con Poché le haría ser consciente de lo monótona, aburrida y solitaria que había sido toda su vida si ni siquiera ser consciente de ello. Poché le daría un respiro de aire fresco a su vida ganándose su corazón poco a poco.
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A la mañana siguiente al despertar, Calle hizo su rutina diaria y bajó a la cocina para poder preparar una taza de café y un pan tostado como tenía la costumbre de hacer todas las mañanas. Sin embargo, esta vez encontró a Poché ocupada mientras servía el desayuno para ambas; en la mesa se encontraban tostadas francesas, huevos revueltos, tocino, fruta fresca y jugo recién echo.
Aquello la dejó más que sorprendida.
—B-buenos días — saludó Calle sin salir aún de su sorpresa.
—¡Ya despertaste! ¡Buenos días para ti también! preparé este desayuno especialmente para ti —aquel caluroso saludo hizo que el corazón de la mayor se saltara un latido —te quería agradecer de alguna manera todo lo que has echo por mi — dijo con una sonrisa brillante— ven, siéntate —arrimó una silla para ella y Calle no supo como sentirse ante el gesto tan "caballeroso".
—Se ve todo delicioso. Gracias Poché —dijo bastante conmovida agradeciendo el gesto con todo su corazón — nunca nadie había echo algo así por mi.
—Eso no te lo creo — murmuró mientras le servía café — ¿ni siquiera tu esposo? — preguntó al dejarlo delante de ella.
—No, ni siquiera el —sonrió de forma cansada —digamos que nunca fue un hombre muy detallista.
—Pues muy mal y tonto de su parte, una mujer tan bella como tu se merece este tipo de atenciones y mucho más.
Poché al darse cuenta de lo que había dicho se sonrojó y comenzó a jugar con un mechón suelto de su cabello. Calle sonrió con ternura, pues en esos pocos días en los que ambas se habían conocido ella había notado que la menor solía hacer eso cuando se sentía nerviosa y algo pensativa no pudo evitar quedarse viéndola por algún tiempo indefinido.
—Bueno — Poché rompió el silencio y se aclaró la garganta tratando de salir de la situación embarazosa y se sentó al frente de Calle —pruébalo, a ver si es de tu agrado.
—Hmm, esto esta delicioso Poché — dijo probando de la tostada francesa — cocinas muy bien la verdad.
—Me alegro que te guste.
Entre risas por los chistes de la más joven y platicas de todo tipo ambas comían tranquilamente hasta que Poché vio entrar en el comedor a un hombre muy... elegante, ella supuso que era el esposo de su ¿amiga?. Por otro lado, la sonrisa que Calle tenía en su rostro se borro y fue reemplazado por una expresión de disgusto cuando lo vio, ella estaba más que segura que Alexander no había llegado a dormir la noche anterior.
—Buenos días — dijo el hombre al estar frente a ambas mujeres — tu debes de ser la invitada de la que me hablo Calle ayer — Poché asintió algo tensa — soy Alexander, su esposo.
—Mucho gusto, soy María José — saludó — ¿le gustaría acompañarnos a desayunar? — preguntó por educación.
—No, gracias —Poché suspiró con disimulo — voy de salida a un desayuno de negocios. ¿Cuánto tiempo te piensas quedar?
Calle frunció el ceño molesta —El tiempo que ella quiera Alexander, no seas grosero.
—Solo era una pregunta, Daniela.
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𝘛𝘰𝘳𝘣𝘦𝘭𝘭𝘪𝘯𝘰 𝘥𝘦 𝘢𝘮𝘰𝘳 [Caché]
Romance_"Daniela Calle es una hermosa mujer madura, conservadora y muy elegante. Sencillamente una mujer irresistible a los ojos de cualquiera; simplemente perfecta. Desde hace años que vive en un matrimonio desdichado y sin amor, unidos solo por la rutina...