ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 2. ᴀᴅᴏʀᴀʙʟᴇ ᴅᴇsᴀsᴛʀᴇ.

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La mañana siguiente, Calle llegaba a la universidad temprano como tenía costumbre. Un café en en mano y unas gafas oscuras cubriendo sus ojos. Caminó hasta su oficina con el sonido de sus tacones resonando por todo el lugar anunciando su llegada por los pasillos. Al  llegar, se topó con la grata sorpresa de que alguien ya se encontraba esperando fuera de su oficina.

Poché se encontraba recargada contra la pared mientras checaba su celular sin darse cuenta de la presencia de la persona frente a ella. Jugaba con un mechón de su cabello y soltaba de vez en cuando uno que otro suspiro mientras a su mente venía el lindo color de los ojos de la directora de la universidad en la que se encontraba.

Calle sonrió al verla.

—Buenos días Poché —al escuchar la voz de la persona que esperaba Poché levantó la mirada y le regaló una sonrisa mientras guardaba su celular —¿Qué haces aquí tan temprano? —Calle entró en su oficina y le señaló a Poché que la siguiera. Tiró su bolso en el sofá y se sentó detrás de su escritorio.

—Buenos días a ti también Calle — respondió a su saludo — alguien me dejó un mensaje de que tenía que estar aquí puntual a primera hora y no quería quedar mal con mi directora de nuevo.

Calle se rio mientras se quitaba las gafas y tomaba un poco de su café —Muy bien, eso me agrada de veras, ¿te gustaría algo de tomar? —Poché le pidió un café y Calle llamó a su secretaria la cual se lo llevó unos minutos después y empezaron hablar sobre el puesto de la menor, sus horarios de clases, entre otras cosas —bueno, ya teniendo todo aclarado, solo faltaría darte un recorrido por la universidad, ¿vamos?

—Si, vamos — sonrió.

Mientras caminaban juntas por los pasillos, Poché no podía dejar de admirarla. Calle caminaba con completa seguridad de si misma, su cabeza en alto, el firme de su caminar... Cada minuto que Poché pasaba a su lado se daba cuenta de nuevas cosas que admirar de ella, cada gesto, cada sonrisa, etc. Sin duda, esa mujer tan distinguida se iba metiendo más y más en sus pensamientos.

Era un completo arte que admirar.

"Deja de pensar así sobre ella, es tu jefa"—pensó la menor mientras negaba.

—¿Está todo bien, Poché? —preguntó algo preocupada Calle al verla tan pensativa.

—Si, si, no es nada.

—Bueno, ya llegamos. Esta será tu aula.

Ambas entraron juntas y una gran sonrisa iluminó el rostro de Poché. El salón era enorme, con largas ventanas que daban una iluminación perfecta, habían varios caballetes de madera recargados en la pared y cuadros en blanco de todos los tamaños. Era perfecto. Se puso a curiosear el lugar y encontró un gabinete lleno de pinceles, pinturas y otros materiales que sin duda le encantaban.

Todo esto pasó frente a Calle la cual tenía una suave sonrisa en su rostro al ver la emoción de la otra chica —Se que tu enfoque es la pintura y yo me encargue personalmente de equipar el salón, ¿Qué te parece?

—Me encanta, todo está perfecto. Gracias —dijo la menor mientras volteaba a verla.

—Me alegra oír eso, de veras. Si te hace falta algo solo pídemelo.

—Muchas gracias — Poché la miró con ojitos brillantes haciendo que Calle sonriera con ternura —Debo confesarte algo al respecto con este nuevo trabajo.

—¿De que se trata? — preguntó Calle con curiosidad.

—Tengo un poco de miedo, este es mi primer trabajo como profesora y de verdad espero no decepcionar a nadie.

𝘛𝘰𝘳𝘣𝘦𝘭𝘭𝘪𝘯𝘰 𝘥𝘦 𝘢𝘮𝘰𝘳 [Caché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora