ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 1. ᴇʟ ᴇɴᴄᴜᴇɴᴛʀᴏ.

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Una castaña de hermosos ojos color avellana se encontraba sentada detrás de su escritorio, estaba que echaba chispas debido al enojo. Lo que más la enfurecía en el mundo era que las cosas no salieran a su manera y como las tenía prevista desde el primer instante, siempre planeadas y analizadas. Para ella siempre las cosas debían estar en orden, todo bajo su total control. 

—¿Cómo es posible que aun no llegue la nueva profesora de arte? —preguntó irritada y con una leve migraña que empezaba aparecer— se supone que las clases comienzan la próxima semana y ella aun no recibe su capacitación antes de poder comenzar con su trabajo. ¡Aish! que falta de profesionalismo, debió de estar aquí desde hace algunas horas y nada que aparece, solo haciendo que perdiera mi tiempo ante la espera.

La secretaria de la mujer se encontraba frente al escritorio de su jefa sin saber que hacer ante la evidente molestia que esta tenía. Cuando la directora estaba de mal humor, dejaba que su carácter y temperamento tuvieran el control y no hubiera nadie quien pudiera escapar de su ira. 

—¿Quiere que me trate de comunicar nuevamente con ella? — preguntó nerviosa su secretaria y esta asintió.

—Si, haz eso por favor. Infórmale que si no está aquí en mi oficina para mañana a primera hora que se vaya olvidando del puesto y de esta universidad — ordenó de forma seria y directa.

—Si señora, con su permiso — dijo para después prácticamente salir corriendo del lugar.

Calle suspiró al ver a su secretaria salir corriendo, respiró profundo y trato de calmarse lo más que pudo ante la situación y sacó su teléfono para llamar a su esposo.

Al pasar de algunos minutos este respondió —Hola Alex, estoy de salida de la universidad y quería saber si nos vemos para cenar juntos esta noche.

—Lo siento Calle, pero salí a jugar carta con algunos amigos y no se a que hora llegue esta noche, no me esperes —respondió sin una pisca de culpa en su voz ganándose un suspiro molesto de su esposa.

—¿De nuevo? ¡Ugh!, ¿sabes que? no me importa, haz lo que se te venga en gana — colgó su celular y lo dejó en lo más profundo de su bolso.

Era obvio que se encontraba aun más irritada que antes y su migraña empezaba hacerse más fuerte debido al estrés y las malas emociones que amenazaban con salir.

"No puede ser, este día se está convirtiendo en una completa mierda"— pensó y volvió a suspirar.

Esa tarde no quería ir directamente a su casa como tenía la costumbre de hacer. Ahora que sus hijos se habían mudado no solo de casa si no también de país para vivir sus propias vidas, su casa se sentía tremendamente sola y vacía. Con su esposo no podía contar, este siempre tenía algo más importante que hacer o algún viaje de negocio lo cual hacía que se distanciaran cada vez más. Su vida era amarga y fría, siempre pensaba que era por su edad y que había desperdiciado su vida al casarse con un hombre que no amaba y que nunca le dio la importancia que ella merecía.

Sin pensarlo mucho tomó su bolsa y decidió salir a tomarse un trago en aquel bar que se encontraba cerca de la universidad y así poder relajarse un poco. Salió echa una furia de su oficina y sin despedirse de su secretaria empezó a caminar hacia su destino envuelta en su propio mundo que no se dio cuenta de la persona que venia caminando apresuradamente hasta su oficina. Ambas chocaron en el pasillo y al perder el equilibrio aquella mujer la tomó de la cintura para que cayera cobre ella y así amortiguar el golpe.

—¡Ay niña! ¿por qué no te fijas por donde caminas? —dijo Calle más irritada y se apoyó del pecho de la mujer sin percatarse de la distancia de sus rostros.

𝘛𝘰𝘳𝘣𝘦𝘭𝘭𝘪𝘯𝘰 𝘥𝘦 𝘢𝘮𝘰𝘳 [Caché]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora