Capítulo 3

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El agua tibia siempre era relajante, sobre todo luego de días tan agotadores, aunque realmente en mi vida no ha pasado nada tan interesante. Bueno, tal vez un poco sí.

La tina era espaciosa, había un agradable olor avainillado que provenía de las velas aromáticas que había en el baño, relajante sin duda.

Pero aun así había algo que me carcomía la cabeza, Suguru.

Después de esa tarde, Suguru no había contestado sus llamadas, ni tampoco se lo ha topado cerca de su escuela. ¿Tan predecible soy que adivino todo lo que hacía para encontrarlo? Estoy muy preocupado... Pero ya qué más puedo hacer, ese chico no me quiere hablar. Lo peor de todo el asunto, es que, ese día en la tienda, con Suguru y la niñata esa. Utahime ya estaba sola cuando salí hacia las mesas con las cosas que compré, y lo único que hizo fue agarrar una de las botellas de agua, mirarme con disgusto luego de que le preguntara donde estaba Suguru, "Estúpido." Fue lo único que me dijo, y se fue, dejándome con las bolsas, con mil preguntas, y solo. Ni siquiera sé qué fue lo que le dijo a Suguru. ¿Tan malo fue para que me haya estado evadiendo desde ese día?

Mis padres tampoco me han querido decir por qué esa niña tiene que acompañarme todos los días hacia la escuela, en el mismo auto, todo en silencio. ¡No somos amigos!, yo solo la conozco porque su padre es socio de mi progenitor. Ella ya me ha dejado en claro que no le agrado, ni que quiere estar cerca de mí. ¡Nadie me explica nada! Qué horrible...

Varios días han pasado desde eso. Ya no sabía cómo encontrarme "casualmente" con Suguru.

Hasta qué recordé.

Recordé que Suguru había logrado que sus padres lo inscribieran a clases de Judo, el cual, también, "casualmente" yo había sido admitido de igual manera. De esta forma, probablemente la emoción de Suguru por aprender lo lleve a ir igualmente a estas clases de hoy. La oportunidad perfecta para poder hablar.

En ese momento, me paré de mi hora relajadora, me puse mi bata, me coloqué mis pantuflas, y salí del baño, triunfante de que esta vez sí se me haya ocurrido, algo que Suguru no puede evitar.

Camine por el largo pasillo, donde la habitación de al fondo, era la mía. La finca es muy grande, espaciosa y silenciosa, digno hogar para una de las ramas más exitosas de la familia Gojo.

Al entrar a mis aposentos, fui recibido por una de las criadas de la finca, había llevado mi desayuno. Supongo que nuevamente mis padres se habían marchado más temprano, lo que había llevado que no comiéramos juntos, y yo deba de comer solo, como siempre.

Le indiqué a la criada que se podía retirar, para poder empezar a cambiarme con mi uniforme. Hoy iba a ser el día donde iba a ser nuestro superlindo, agraciado, atractivo, bello, bonito, bueno, delicado, elegante, encantador, escultural, espléndido, excelente, fino, hermoso encuentro.

Rápidamente, empecé a cambiarme, decidí que hoy no iba a comer, ya que no tenía tiempo para eso. Iba a ir a la escuela, va a ser un gran día, voy a ver a Suguru, y vamos a ser felices para siempre. ¡Simple!

Ya listo, fui corriendo hacia el gran portón de la finca, para salir y ver ese auto negro que me espera para un gran día de escuela.

Subo y veo a esta niñata. "Gojo! Llegas tarde, ¿Acaso no tienes sentido de la responsabilidad?" Ya que estamos acá...

"Utahime, buenos días." Tratando de hacerme el serio, cruce las piernas y mire hacia la ventana, ignorándola. Anoche escuché a unas de las criadas decir que lo que más le molestaba a la gente, era que los hicieran ver como maleducados. Una pequeña sonrisa se asomó en mi rostro, soy victorioso...

Utahime me miró, entrecerró los ojos, disgustada. "Parece que el no ver a tu noviecito sí que te afecta." Suspiró y se cruzó de brazos. "Vámonos rápido, no quiero que mis amigas esperen más."

espérame un tiempo - satosuguDonde viven las historias. Descúbrelo ahora