Capítulo 2

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Bajaba corriendo por las escaleras de su hogar, un pequeño chiquillo de cabellos largos y negros, apresuradamente, mientras de fondo se escuchaban los gritos de su madre que le decían que se apurara, iba a llegar tarde. Era el primer día de clases y ya iba tarde.

"¡Buenos días, mamá!" Haciendo notar su presencia mientras corría de un lado a otro, recogiendo, poniendo en su bolso sus bocadillos y almuerzo para ese día.

Su madre, de un momento a otro, atrapó el hombro de su hijo, haciendo que pare abruptamente, con la respiración agitada mientras la veía a los ojos, ella se agachó para quedar cara a cara con su retoño. "Suguru, no corras, te caerás." Peino, el mechón rebelde en la frente de su hijo. "Te deseo un lindo día, hijo. Vuelve sin novedades de tu primer día de escuela." Besó las mejillas de su primogénito, mientras el pequeño de los Geto formaba una gran sonrisa en su rostro.

"Sí, mami." Sonrió. "Volveré pronto" Abrazó por el cuello a su madre. Rápidamente, se separó de ella.

Tomó su mochila sobre su espalda, fue directamente a la puerta principal de la casa, se sentó para acomodar sus zapatos, luego de eso, agarró la bolsa que llevaba su comida, abrió la puerta y se fue.

Caminaba rápidamente hacia su escuela, la cual era solamente de omegas, según lo que escuchó por parte de su madre, era para mayor tranquilidad de sus padres y para él. Suguru Geto, no entendió esas palabras.

¿Por qué sería peligroso ir a escuelas con otros géneros? No comprendo. Pensó. Supongo que le tendré que preguntar a mamá algún día.

Ya en la entrada del colegio, pudo sentirse más relajado, una mañana estresante desde que despertó y se dio cuenta de que tenía menos de 15 minutos para arreglarse. Después de todo, le gustaba oler bien y peinarse bonito. Tal vez es pretencioso, pero le gusta estar presentable. Su camisa planchada (su mamá lo ayudó), pantalones sin pelos de gato (su mamá también hizo eso), sus zapatos lustrados (eso sí lo hizo él.) Bueno, muy estresante todo.

Posterior a su gran mañana, justo llegó cuando estaban cantando el himno; Perfecto, consideró, después de todo, aún no pasan la lista de asistencia, así que, por el momento, me salvé.

El show terminó luego de unos minutos, y se vio subir al escenario a un señor rechoncho, agarro el micrófono y empezó a desear una gran bienvenida a todos los alumnos de la institución, para luego empezar a darnos una charla del porqué deben ser buenos y educados omegas, qué señor más extraño.

Al entrar a clases saludó a todos como de costumbre, después de todo, tiene un grupo reducido de amigos, pero aun así es productivo, a futuro, dar buenas impresiones, uno nunca sabe.

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Al terminar las clases, se despidió cordialmente de todos en el salón. Ya en el portón de la escuela, se limitó a empezar a caminar hacia su casa, ya era bastante tarde, y si Satoru llamaba quería estar en casa para poder charlar con él un rato.

Tranquilamente, recorría el barrio, con las manos en los lazos de su mochila, que en una de las cuerdas además llevaba su bolsita de Sanrio; En el receso no había terminado de comer todo su lonche porque se la pasó jugando con sus amigos. ¿Qué habrá hecho hoy Satoru? Ya deseaba contarle su día.

El sol ya estaba cayendo en la montaña, empezaba a ponerse más frío el aire, pero su soledad le gustaba, sobre todo porque había un lindo paisaje. Lo más importante de su paseo es saludar a los gatitos de sus vecinos, los acaricia uno por uno, les dice lo lindos que son, y pasa a los siguientes. Hay uno en particular que le recuerda alguien muy familiar para él, un lindo gatito blanco, más grande que un gato normal, supone que es por las grandes masas de pelos que tiene el gato por todo el cuerpo, con unos ojos estúpidamente azules, y el detalle más importante, es bizco. Tan lindo... Piensa Suguru.

espérame un tiempo - satosuguDonde viven las historias. Descúbrelo ahora