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Brunhelle camino con decisión a través de las puertas del Valhalla, el lugar donde entrenaban las valquirias y que era una especie de campo de entrenamientos para el palacio de Asgard.

En cuanto entró, siendo guiada por otro guardia, quedó sorprendida por las maravillas del lugar, había muchos guardias en las murallas, las decoraciones estaban hechas en oro y plata, ornamentadas con piedras preciosas, por supuesto ue era un lugar lujoso.

Apenas dejaron a Brunhelle en el area de los dormitorios, entró y se instaló en uno vacío, después se vistió con un uniforme dispuesto para ella, un pantalón blanco con una blusa a juego, ambos con detalles en azul marino, estaba diseñado más para la comodidad que para impresionar, aun así le quedaba ajustado, resaltando su cuerpo.

Salió de su habitación y comenzó a caminar por los pasillos hasta donde creía que era el pabellón de entrenamientos, sin querer admitir que estaba perdida.

En un momento, terminó frente a unas puertas dobles, pero apenas las iba a tocar, una voz familiar resonó a sus espaldas.

-No puedes entrar ahí.

Brunhelle se giro y vio a su hermana ahí.

-Hermana Hilde -gritó emocionada y fue corriendo a abrazarla.

Brunhilde se quedó estática recibiendo el abrazo apretado de su hermana, pero había algo raro, ella nunca había rechazado las muestras de cariño y afecto de su hermana, sin embargo ahora se encontraba reacia a devolverle el abrazo.

Tal vez estaba un poco impresionada por el parecido entre ambos cuerpos, el que un dios travieso proyectaba y el que lo abrazaba con fuerza.

-Elle -la llamo de nueva cuenta la voz de su hermana.

Brunhelle se giro y vio a Brunhilde, de nueva cuenta, caminando a ella por otro pasillo.

-¿Qué es esto, hermana? -preguntó Brunhelle confundida mirando a dos Brunhilde delante de ella.

-¿Hermana? Eso explica el parecido -dijo la falsa Brunhilde cambiando su apariencia a la de un joven.

-Señor Loki -lo saludo Brunhilde.

Al oír el nombre del dios, Brunhelle se arrodillo frente a él, pero le sorprendió que su hermana no.

-¡Oh, qué adorable hermanita menor tienes, Brunhilde! -la felicito el dios levitando cerca de Brunhelle.

-No es necesario que te arrodilles frente a él -le explico Brunhilde.

-Pero es un dios de Asgard -respondió ella con obviedad.

-Dejala, Brunhilde, si ella se quiere arrodillar frente a mí, yo no la detendré nunca -dijo Loki acariciando la mejilla de Brunhelle.

En respuesta, Brunhilde sujeto del brazo a su hermana menor y la levanto, poniéndola a su lado.

-Está en entrenamiento, entonces, si me disculpa, señor Loki.

Y sin más Brunhilde se marchó llevándose a Brunhelle con ella.

-Pero, hermana...

-No te acerques a él, Elle -dijo con voz calmada Brunhilde.

-¿Por qué?

-No es un buen dios.

-Hermana... Pensé que luego de Sigfried serías más confiada con los hombres.

Brunhilde se detuvo y miro a su hermanita con esa sonrisa siniestra que la caracterizaba.

-No te atrevas a volver a comparar a Sigfried con él -pidió.

Su voz era plana, sin emociones, y tal vez fue eso lo que hizo que Brunhelle sintiera escalofríos por todo su cuerpo y solo se viera capaz de asentir.

-Está bien -respondió ella intetando tragar el nudo en su garganta.

-Tardaste -dijo de repente Brunhilde mientras se detenían frente a una puerta.

-¿Perdón?

-Te extrañé, pequeña Brunhelle.

Y sin más, Brunhilde envolvió en un abrazo sincero a su hermana.

-Brunhilde...

-No te volverás a separar se mí nunca más, ¿entendido?

-Hermana... No tienes que ponerte triste -dijo Brunhelle y abrazo a Brunhilde-. La familia de Sigfried cuidó muy bien de mí todo este tiempo y ahora estamos juntas de nuevo.

-Eres mi responsabilidad, si algo te pasara, yo...

-No pienses en eso. Estamos juntas ya.

Brunhelle le sonrió a Brunhilde mientras entrelazaba sus dedos con los de ella.

-Has madurado.

-Pero muy poco -respondió Brunhelle.

-Aún así, espero que sigas sabiendo cómo pelear y usar una espada.

-Eso nunca podría olvidarlo.

-¿Lista para entrenar?

-Lo estoy -respondió ella.

Y así, ambas hermanas entraron en la arena de entrenamiento.

La mentira del DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora