5. Cuarto día

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5. Cuarto día

ERA EL día de la verdad, el cuarto día, el día de la salvación. López había llamado a Lionel hacia dos minutos, avisándole que tenían nuevos reportes sobre la salud de la bebé e indicaba que estaba mejorando. Ahora toda la familia, exceptuando Lucas que estaba desaparecido desde ayer, esperaban la venida del doctor con el nuevo reporte.

La sala estaba en silencio, Lucas no estaba para hacer sus chistes de mal gusto o para hablar como un loro, a Celia y a Jorge los estaba matando el sueño; Lionel estaba caliente con Antonela por lo que Lucas había dicho ayer y lo que le había dicho a Seraphina sobre la razón del nombre de su hija. Y Antonela estaba preocupada por su adorado primo y la falta de pistas en su paradero.

Una llamada de repente rompió en silencio en la sala.

—¿Quien habla?

Antonela miró fijamente a Lionel en llamada, esperando que estuviera hablando con Lucas. A él se le escapó una débil sonrisa y sus esperanzas crecieron.

—¿Quien era, Leo? —preguntó Jorge cuando Lionel colgó. Él esperaba que fuera el morocho, estaba igual de preocupado que todos por su paradero, era como otro hijo en la familia.

—Los pibe', están abajo.

La emoción de pensar que era Lucas se fue del cuerpo de Antonela. Ya estaba, podría haberse ido del país y ellos no enterados por pensar solo en ellos y su seguridad de mierda. Lágrimas se instauraron en sus ojos de solo pensar que no vería a su primo jamás.

Esta situación la estaba poniendo más sentimental de lo que ya era.

—¿Están acá? ¿Como?

—Gerard hablo y dejaron que entraran por la de atrá'. Son tremendos esto'.

Jorge negó con su cabeza mientras dibujaba una sonrisa.

—Y sí, si entraban por la de alante se los comían vivos. —recordó la cantidad de reporteros que había en los lugares cerca al hospital, ya que no tenían permitido estar en el perímetro de este por órdenes del mismo establecimiento.

De todos modos ni Antonela, ni Lionel, ni Jorge y mucho menos Celia, podían salir del lugar porque ellos estaban a sus alrededores esperando para acosarlos y hacerles preguntas chotas para su noticiero o revista de mierda.

Por eso guardaban esperanzas de que Lucas se estaba refugiando en un lugar cercano después de ser acosado por los reporteros, viste. Y que tampoco tenía batería, porque su teléfono salía apagado en cada llamada.

Antonela lo había llamado ponele cien veces.

—¿Me acompaña', viejo? —le preguntó Lio a su papá.

—No, no. Me quedo acá esperando al doc. —Leo asintió y se levantó del sillón. Jorge tuvo una idea— Que te acompañe Anto que está sentada solita hace banda.

—No hace falta, yo

—Vení, vamo'. Tenemo' que hablar.

La nombrada le ofreció una sonrisa débil a sus suegros antes de levantarse y seguir el paso de su novio. Sabía perfectamente de que iban a hablar y estaba cagada hasta las patas.

Messi: Luces de legadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora