06.

868 89 14
                                    

La espalda de Zhang Hao chocó contra la puerta del apartamento apenas ingresaron. Hanbin lo mantenía alzado sobre su regazo y su boca devoraba de la suya.

Olvidándose completamente del café, aunque en realidad nunca se supo si tan siquiera esa era la intención de ambos.

Zhang Hao no podía evitar gemir cuando el peligris hacía embestidas en falso sólo para provocarle, causando que sus manos que estaban sobre las mechas grisáceas, lo jalasen con algo de fuerza.

Hanbin jadeaba sobre la boca del contrario, sus labios se movían ferozmente y de vez en cuando se despegaba para retomar aire. Sus brazos sostenían al mayor por debajo de sus muslos, apretándolo contra la pared para evitar que se cayese.

—C-cama... —dijo el mayor entre suspiros, pues Hanbin bajó el rostro hasta su cuello dejando besos y mordidas en la zona.

Impulsó su pelvis una vez más hacia arriba creando fricción contra el trasero del castaño, a lo que en respuesta recibió otro sonido de satisfacción.

Se encaminó hasta su habitación con el cuerpo del mayor en brazos y con los suaves labios del mismo sobre los de él; cuando llegó, arrojó con algo de rudeza al castaño en el colchón y comenzó a quitarse la camisa.

Zhang Hao, aún con la respiración agitada, recordó un pequeño detalle, por lo que sacó su celular del bolso trasero de su pantalón y tecleó un rápido mensaje para Gyuvin.

Cuando Hanbin se puso entre sus piernas una vez estando arriba de él, y regresó de nueva cuenta a devorarle la boca, no le importó enviar el mensaje dónde avisaba que no llegaría esa noche a dormir con faltas de ortografía y una dislexia terrible.

Arrojó su celular a un lado de la cama y trató de seguir el ritmo del ansioso beso por parte del peligris.

—A-ah... Quítamelo —se refirió a sus prendas cuando al fin Hanbin se entretuvo a besarle el cuello. Sus labios estaban hinchados y toda la zona alrededor de su boca estaba en tonalidades rojizas, prueba de que el menor no se había puesto a cuestionar sobre la intensidad de sus besos y mordidas.

Hanbin, acatando la orden, procedió en deslizar la ropa de Zhang Hao fuera de su cuerpo y arrojarla al mismo lugar dónde el mencionado había tirado su celular.

Una vez hecho esto, su boca se desplazó hasta llegar al rosado botón izquierdo, enviando numerosas corrientes por todas las áreas cercanas.

—Esta es una de las partes que más extrañé de tu cuerpo —murmuró el peligris sobre él, dejando que la saliva se escurriera a ambos lados del pezón. Zhang Hao soltó un jadeo—. Dios, eres tan sensible, amor.

Prosiguió al otro botón haciendo lo mismo, succionó y dejó un dulce beso sobre el pecho del castaño.

—V-vamos, Bin —se arqueaba y sus manos rasguñaban lo que era la caliente espalda de Hanbin. Lo estaba disfrutando; sin lugar a dudas el peligris recordaba exactamente donde tocarle para tenerlo así, tan dispuesto para él.

Hanbin procedió a sacarle las prendas de abajo, recorrió con la mirada todo el precioso y sudoroso cuerpo desnudo del castaño, observaba cómo respiraba entrecortadamente y su lechosa piel pedía por más de sus caricias.

Sonrió de lado cuando se sacó sus propias prendas faltantes y Zhang Hao lo recibía en sus labios nuevamente.

Cuando se apartó ligeramente de la adictiva boca del mayor con una queja por parte del mismo, quitó el flequillo que tapaba los hermosos ojitos que lo traían encantado.

Tres dedos abrieron paso entre los mordidos labios del menor, quería prepararlo correctamente y no tenía lubricante a mano.

Zhang Hao entendió y movió su cabeza de arriba hacia abajo con intensidad, tratando de ensalivarlos todo lo que podía.

no kidding, i miss you ♡ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora