Lo que no se debe ver

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Para Yuuji el ver "fantasmas" siempre había sido normal, no los consideraba fantasmas per se. En su opinión, realmente no parecían fantasmas, eran mucho más agresivos a veces jalando el cabello de la gente o incluso creando estrés. No creía que un fantasma de un humano pudiese hacer eso, pero era más fácil decirle así.

Tenían diferentes formas, unas más raras que otros pero definitivamente no eran para nada seres que le recordarán a humanos.

Siempre había llorado debido a eso, llamado bicho raro siempre que le contaba a sus pocos "amigos" sobre ello. Por ende, con el tiempo se convirtió en algo de solo él mismo, los fantasmas estaban por todos lados, pero a veces se concentraban de más en ciertos lugares.

Escuelas, cementerios, hospitales era en donde veía más. Su presencia lo hacía querer vomitar y muchas veces tenía que alejarse por eso mismo. Respiró hondo alejándose del pequeño animal al cual estaba revisando, estaba haciendo las prácticas para graduarse finalmente con uno de los mejores veterinarios del país. Satoru le había ayudado mucho a poder conseguir la practica en esa clínica, sin embargo, las clínicas de animales no se liberaban de los fantasmas tampoco.

Sobre todo en ese mismo momento, un pequeño fantasma con tres ojos y una larga lengua que llegaba hasta el piso se mantenía cerca de la gata a la cual estaba revisando, parecía saber que Yuuji lo estaba viendo, pero no se asustaba en lo absoluto.

—¿Qué pasa Yuuji-kun? ¿Te sientes bien? —le preguntó el doctor, él asintió con rapidez, sonriendo nervioso tras su mascarilla.

—Estoy bien, solo un poco mareado. —Le molestaba que desde su infancia viese esas cosas, y aún no se acostumbrara—. Le falta la visión, tiene falta de respuesta a la luz y responde a los sonidos únicamente —dijo, el doctor a su lado asintió, atrayendo a la felina de pelaje naranja a él—, revise los ojos y la ceguera se debe a una infección.

—Tienes razón Yuuji-kun —susurró él, analizando al animal con delicadeza. Parecía nerviosa así que Yuuji comenzó a acariciarla.

—Tranquila, estarás bien, te vamos a cuidar —dijo con dulzura, sus dedos pasando por los suaves pelajes de la gatita.

—Ya casi terminas tu práctica Yuuji-kun, pero para mí ya eres un fantástico veterinario.

Las mejillas de Yuuji se colorearon de rojo por las palabras, sobre todo que viniesen de alguien que admiraba tanto, solo lo abrumaba más. El anciano Yasha, cabellos ya canosos y una sonrisa amable que usualmente le daba a todas las personas.

—¡Muchas gracias!

En ese momento su celular se escuchó, dándole a ver que ya eran las 5 de la tarde. Eso quería decir que tenía que volver a su hogar y el turno había terminado, el doctor Yasha asintió.

—¡Muchas gracias por hoy Yasha-sensei! ¡Me voy!

Se apresuró a ir a darse una rápida ducha, se quitó la chaqueta blanca de doctor y dejo la ropa que usuaria a un lado, mientras lavaba los cabellos rosados de su cabeza cerró los ojos. Los compañeros y trabajadores de Satoru habían sido muy amigables con él, decían cosas que muchas veces él no entendía y todos parecían entender, pero pudo ver la honestidad en ellos. Realmente eran buenas personas.

Sin embargo, lo que más le pareció raro a Yuuji, no solo con los amigos de su esposo sino con él también. Era que no había fantasmas, Yuuji notó que de una manera u otra siempre habían fantasmas cerca de la gente, a veces eran pequeños, casi tan pequeños que podía verlos desaparecer después, otros eran gigantescos y podía ver el dolor en el cuerpo de las personas. Casi como si estuvieran cargando con algo demasiado pesado.

El esposo de Satoru Gojo (Omegaverse) [GoYuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora