Algodón de Azúcar

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Cuando ambos se conocieron, la diferencia de edad fue un factor detonante. Un omega de solo cinco años conocía por primera vez a la persona que cambiaría su vida por completo, un alfa de diez años mayor que tenía una personalidad única y para nada normal.

– Yūji, cariño, debes saludar correctamente a tu nuevo hermano.

Las palabras de su padre omega hicieron que saliera de su ensoñación. Nunca antes había conocido a alguien tan hermoso e intrigante como era ese alfa. Con tan solo verlo, su cuerpo temblaba y podía sentir una fuerte esencia emanando de ese cuerpo, aunque en su joven e inocente mente, no entendía nada de lo que eso significaba.

Saliendo detrás de las piernas de su padre, pudo visualizar con mayor facilidad a esos dos extraños que veía por primera vez.

– Yūji... Mi nombe es Yūji Itadori, un pace.

Habló de la mejor manera que podía, haciendo una reverencia a tal punto que termino dando un volantín hacia delante sin querer, golpeando su cabeza en las piernas de ese joven alfa.

Para alguien como Satoru Gojō, el conocer a la decimoquinta nueva pareja de su estúpido padre alfa, era algo que le venía valiendo tres hectáreas de..., pero ahí estaba, nuevamente frente a un nuevo omega que seguramente sería deshecho a los... ¿dos meses? Quizás menos.

Su mirada estaba perdida en esa choza destartalada, pero al sentir el pequeño golpe contra su pierna, hizo que pateara de manera inmediata la bola de masa que había chocado contra sí, meramente por instinto.

– ¡WAAAA!

Fue solo ese llanto que le hizo darse cuenta de lo que acababa de pasar. Esa bola que acababa de patear como si fuera una pelota de futbol se trataba de un niño... un pequeño omega que le hizo temblar a penas se fijó en ese cabello esponjoso como algodón de azúcar.

– Y...

Antes de que pudiera hablar, un fuerte golpe en su cabeza le hizo cerrar los ojos y sujetar la zona con fuerza. El bastardo de su padre, como siempre, solucionaba todo con golpes.

– ¡¿Pero que mierda tienes en la cabeza?! ¡Discúlpate inmediatamente!

Esa explosión de furia hizo que el joven albino reaccionara de la misma manera e incluso peor.

Sin temor a las represalias, alzó el dedo de en medio y se lo mostró a su progenitor.

– ¿Pero a quién diablos crees que insultas? ¡No me jodas! ¡Yo no quería venir! ¡Mucho menos a ver a otras de tus tantas p...!

La patada que le golpeó de lleno en la boca del estómago le hizo botar todo el aire que tenía y las ganas de pelear. Pudo sentir claramente cuando algo oxidado subía por su garganta y con una fuerte toz, una gran bocanada de sangre salió de su cuerpo.

Ya estaba acostumbrado, a su padre poco le importaba ser agresivo, en ese mundo donde los alfas estaban en otro nivel, incluso ante las leyes eran "invencibles"... más si se trataba de alguien del clan Gojō.

Sin esperar a que el menor se recuperara, su padre estampó su cabeza contra el suelo, logrando que tuviera nuevamente otra herida en su aún joven cuerpo.

– Lamento mucho lo que acaba de pasar, Satoru aún es un muchacho tonto, pero no pasará a más, ¿verdad?

Consulta a su hijo, quien solo puede apretar con fuerza sus dientes antes de asentir de manera leve. Los golpes en su cuerpo le dolían, pero aún así era mejor no mostrar debilidad frente a ese estúpido sujeto.

– Fue mi culpa... no volverá a pasar.

Habla por fín, logrando que el niño de cabello rosa, que estaba llorando, se levantara, aún con lágrimas en los ojos, y caminara lentamente hacia donde estaba él, para colocar sus manitas en ambos la herida de su frente que comenzaba a escurrir sangre.

– ¡Dolo! ¡Dolo! ¡Vete ya! ¡Dolo! ¡Dolo! ¡Vete ya!

Fueron simples palabras, algo tan tonto como un juego de niños, pero era algo que nunca en su vida había experimentado el peliblanco.

Un ligero sonrojo se apoderó de su rostro y sus ojos brillaron de manera rápida, siendo captado únicamente por su padre, quien no pudo evitar sonreír.

– ¿Ya no duele?

Cuestiona el pequeño algodón de azúcar, dando un beso sobre la herida, logrando que incluso el golpe interno en su cuerpo perdiera efecto.

– No... no hay dolor.

Sentencia antes de sonreír para ese pequeño bebe.

 

Créditos de la imagen:Autor: 望月ハコ

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