Cielo Azul

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Había pasado seis años desde que Yūji vivía junto a cierto alfa. Alguien que había cambiado su vida para bien.

– ¡Yūji! ¡Satoru! ¡Por favor, bajen a desayunar!

La voz de su padre omega levantó de inmediato a cierto niño que se encontraba bien abrazado por su hermanastro.

– ¡Nii-san! ¡Satoru nii-san!

Intentó levantar al peliblanco, pero en lugar de hacer que siquiera despertara, este solo gruñó por lo bajo y volvió a enterrar su rostro contra su cuello.

Este comportamiento era típico del mayor. Yūji ya estaba acostumbrado a que su hermano se pegara todo el día a él y que siempre lo marcase con su aroma; a decir verdad, ni siquiera le interesaba mucho lo que decían los demás en la escuela.

– ...

Al ver que su hermano aún no quería levantarse, suspiró con pesadez. Era una realidad, nuevamente llegaría tarde a clases.

– ¡PAA! ¡Satoru no se mueve! ¡No me deja levan...!

– Shhh...

Una mano se posó sobre sus labios y le hizo callarse.

– Tsk... ¿Qué hora es? Llegué a las cuatro de la mañana... Yūji, ¿no podrías faltar solo por hoy? No puedo dormir...

– No, nii-san, hoy es el día en que me dicen el segundo género, la prueba ya fue realizada la semana pasada, así que debo de recoger los resul...

Y antes de que siguiera hablando, cual rayo, el peliblanco ya estaba parado frente al enorme ropero de dos puertas buscando el uniforme del menor.

– ¡No perdamos el tiempo! ¡Yūji debe de apresurarse a su escuela!

No puedo soportar el comportamiento de su hermano y terminó riéndose con fuertes carcajadas. Para él, Satoru era su "todo", era su "mundo", pues siempre había estado para él. Aunque muchas personas le decían que era raro que entre hermanos tuvieran tanta "intimidad", para alguien como él, no había mucha diferencia, porque sabía que tarde o temprano, Satoru marcaría a algún buen pretendiente; además, desde hacía cuatro años el padre del peliblanco había viajado al extranjero, así que ahora prácticamente ellos eran su única familia.

Al cabo de una media hora, los dos estaban montados en el Bugatti Mistral 2023 del alfa peliblanco. Este carro había sido su regalo de cumpleaños de este año, por su mayoría de edad.

– Bien Yūji, repacemos una vez más. ¿Qué es lo primero que harás cuando te den la notificación?

Cuestiona el joven de ojos que eran del mismo color que el cielo azul.

– Primero debo guardar bien el sobre, luego tengo que entregarte el sobre.

Asegura más que confiado, jugando con el botón de la ventana del carro, subiendo y bajando el mismo.

– ¿Y?

Cuestiona el peliblanco parándose en uno de los múltiples semáforos de Shibuya.

– No dejaré que nadie vea la notificación, incluyendo mi padre.

– ¡Eso es! ¡Muy bien dicho Yūji! ¿Queres comer algo en específico cuando te recoja?

Al ser consultado por su comida favorita, este lo pensó brevemente antes de apoyarse en el hombro contrario.

– Lo que quiera comer Nii-san está bien para mí.

Asegura mientras cierra los ojos para descansar lo que restaba del camino. 

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