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La mujer me mira con pánico mientras que yo no puedo quitar mis ojos de aquella criatura tirada en el suelo.

Es enorme, ha de sobrepasar los dos metros, es esbelto pero sin duda supera la anatomía humana.

¿Qué es eso?

Su piel es oscura, viste con unos pantalones, botas y parece que tiene una mochila en la espalda.

La pobre criatura está llena de cortes y se sujeta lo que parece ser su hombro con su mano libre.

Sus ojos están entrecerrados y jadea como si le faltara el aire.

-¿Qué... qué es...?

-Por favor no grites...- pide rápidamente la mujer -No te hará daño, es bueno pero está herido- el cielo comienza a teñirse con los primeros colores claros del amanecer -Oh no... si alguien más lo ve, estamos perdidos...- sus ojos grandes me miran a modo de súplica -¿Puedes ayudarnos? Te recompensaré.

Son extraños... pero esa criatura en serio se ve mal...

Suspiro.

Sin duda, no soy la más lista del barrio.

-Bien, mi departamento está aquí al lado- me acerco a la criatura y extiendo la mano pero al moverse, instintivamente me hago hacia atrás -Em... ¿Me jura que no muerde?- la miro.

-No, no muerde- se acerca a esa cosa y toma su brazo bueno -Venga, Donnie- lo acomoda -Ayúdame a levantarte- tira de él y este, con esfuerzo, queda erguido contra la pared.

Como supuse, es inmenso.

-Denme un momento, voy a abrir la puerta- aviso y salgo corriendo, abriendo la puerta de cristal de par en par.

Regreso con ellos y ayudo en lo que puedo a esa criatura.

Este camina como nosotros, recargando su peso en ese bastón gigante.

Le ayudo a la mujer a meterlo al departamento y lo dejamos recostado sobre el sillón.

Enciendo la luz del departamento y puedo verlo con claridad, es como mitad humano, mitad tortuga.

Aquello que creí que era una mochila, en realidad es un caparazón.

Me parece irónico que vista tan... humano, incluso lleva gafas.

-Vaya... realmente está herido- la mujer asiente cansada y aprovecho para tomar el botiquín de primeros auxilios del baño, volviendo con ellos -Supongo que esto no le servirá del todo pero hay que intentar...

-De hecho sí funciona- toma la cajita entre sus manos y rebusca su contenido hasta que encuentra las vendas y el alcohol.

Viéndolo a la luz, su piel es verdosa, llena de finos cortes y su hombro sigue como caído.

-¿No cree que es mejor lavarlo primero?- pregunto nerviosa, ¿Eso se debe atender por un veterinario o por un doctor?

-Tienes razón, ¿Puedes conseguirme agua, jabón y una toalla?

-Claro- voy al baño tomando todo lo que necesita.

Vuelvo llenando un recipiente con agua y pongo algo de jabón, creando un poco de espuma.

-¿Puedo?- pregunto.

-Adelante- asiento con la cabeza y me acomodo junto al reptil, mojo una parte de la toalla con el agua enjabonada y la paso suavemente por los cortes de su cara.

Ni siquiera se queja, debe estar más desmayado que despierto.

-Soy Abril, por cierto- mi vista se dirige a la bella mujer junto a mí.

A media nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora