En la mañana siguiente al martes 3 de febrero, mientras salía de mi casa para ir a comenzar una jornada más de estudios, miré al final de la calle. El lugar estaba desolado, salvo por una niña pequeña, con la cabeza baja. La ignoré y subí al coche, pues era más o menos tarde.
Al regresar a casa a las tres y cuarto, me cambié y fui con algunos amigos que viven por allí a jugar fútbol, a jugar baraja y a hablar de mujeres, como todos los muchachos de nuestra edad suelen hacer. Cuando regresé, eran pasadas las 12 de la medianoche, y como era mi costumbre miré a los lado para ver si alguien me seguía. No había nadie. Nadie excepto la niña que aún estaba al final de la calle. Aún con la cabeza baja y con su vestido blanco. Musitaba algo pero no escuché bien qué decía.
La ignoré de nuevo, y entré a mi hogar.
Pasaron los días y allí seguía. la misma niña, la misma pose, la misma vestimenta. Como era de acostumbrarse no le ponía mucha atención, pues tenía que ir a estudiar, o tenía algún compromiso con mis amigos, mi familia o mi novia. Pero allí seguía, inmóvil.
Un día, no recuerdo en específico cuál, la curiosidad me ganó y fui a hablar con esa niña. Me acerqué y le pregunté:
-"¿Cómo te llamas, pequeña?-"Ella continuaba musitando, palabras incomprensibles para mis oídos. Le volví a preguntar su nombre y ella sólo se alejó corriendo. No la seguí, algo me decía que no lo hiciera. Volví sobre mis pasos y entré a mi casa, de nuevo era de noche.
Pasaron los meses, no había visto a la niña en el tiempo transcurrido. Y un día en específico, la vi, pero ahora no estaba al filo de la calle, estaba justo frente a mi, mirándome fijamente.
Estaba paralizado del terror. Aquellos ojos negros que representaban el vacío me miraban. La niña sonreía, sus dientes estaban tan podridos que me daba asco de verlos. Ella dijo una palabra, sólo una:
-"Sarah"-
Comenzó a gritar, un grito bastante fuerte por toda la calle. Aparentemente nadie lo escuchó, porque nadie salió a ver qué ocurría. Tan rápido como pude entré en mi auto cerré la puerta y arranqué.
No volví a casa, me quedé en el departamento de mi novia y no pude conciliar el sueño en toda la noche. A la mañana siguiente le conté a mi novia lo que estaba sucediendo y ella me contó que en la calle dónde vivía había una leyenda popular. Que dice que la tal Sarah tenía ocho años de edad cuándo murió. Además de que primero fue violada y torturada por un hombre desconocido.
Al anochecer, mi novia me acompañó a la casa, y ambos vimos a la niña. De nuevo al final de la calle. Esta vez, corría con gran velocidad hacia nosotros. Podía ver sus pútridos dientes desde dónde estábamos parados. Abrí mi casa rápidamente y entramos.
Mi novia, Aria, estaba en shock, había visto un fantasma de cerca. Nuestros corazones palpitaban con fuerza y podía escuchar ya lo que musitaba Sarah... Era una canción de cuna.
"Las estrellas brillarán
Ten cuidado
No te despiertes o te pillarán
Los monstruos de debajo de la cama"La niña apareció en las escaleras, sonriendo. Sus ojos negros penetraban en tu alma, como el cuchillo a la carne. Escapamos.
No volví a aquella casa, ni a visitar aquella calle. Mis amigos también se cambiaron de domicilio. Aún con los cambios de domicilio y las cosas que hice después de aquella experiencia, no olvidaré jamás la sonrisa de esa niña. Nunca olvidaré sus ojos. Y sobretodo, no podré olvidar aquella canción de cuna. Retumbará en mis oídos por el resto de mis días...
"Las estrellas brillarán
Ten cuidado
No te despiertes o te pillarán
Los monstruos de debajo de la cama.Duerme ya, duerme ya
Que jamás te voy a dejar
En la noche, la mirada no has de bajar
Pues los monstruos te van a atrapar"FIN
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Relatos y poemas
RandomEsto es una especie de "Antología" de mis relatos cortos, que escribo cuando me llega algo de inspiración o cuando estoy deprimido. Espero disfruten de la lectura de cada uno. ATENCIÓN: Actualizo cada que me viene en gana, puede no ser muy frec...