Borde (El Gran Escape)

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A veces miro ese borde, la frontera entre la vida y la muerte, eso representa para mí. Y no es que me haya rendido, es que este es mi destino. Estaba escrito, sólo había que aguardar el momento.

Mi corazón está destruído y soy el único a quién culpar. No espero el perdón divino, camino con vergüenza.

Le pido a mi familia que me perdone, pues he faltado a mi promesa, desde aquí el aire se siente más frío, fino. Les dejo ésta nota en mi sala, pero sé que no vendrá ninguno de ustedes a leerla, así que se la dejo a quién me encuentre.

No soporto más esto, no seguiré vagando, he sido torturado por las personas del exterior y por mi subconsciente. No había razón para vivir, no la hubo ni la habrá. Pueden escupir en mi tumba, no importa; pueden bailar sobre mi ataúd.

Un cobarde, sí, eso soy.

Le pido a mis amigos que no lloren, no merezco sus lágrimas. Seguirán adelante de todas maneras, esta es mi despedida definitiva. No hay lugar en el cielo para mí, pero estoy seguro de que el infierno no es un mal lugar para pasar la eternidad.

Hasta siempre, mi familia.

Caigo, el viento de clava en mi rostro como cuchillas. Siento mi cuerpo pesado, pero sé que no será así por mucho tiempo.

Escucho un fuerte golpe, mis huesos rompiéndose, mis intestinos explotando.

Au revoir, vida. Salut, infierno.

Lo que hice fue algo que nadie me podrá perdonar, mirando hacia arriba veo a la gente que terminé hiriendo. Sólo quería hacerme esto a mí, no quería lastimarlos a ustedes... Por favor, no lloren.

Debo vivir la eternidad con esa culpa. Eternamente cargaré con las consecuencias de El Gran Escape, la salida desesperada de un cobarde.

Relatos y poemasWhere stories live. Discover now