Harry Potter y Draco Malfoy, desde su primer encuentro, se han llevado mal. Las cosas solo empeoran cuando Draco Malfoy ya no solo es rival de Harry Potter, sino también su nuevo vecino.
Mientras ambos tratan de solucionar su rivalidad, los mortífag...
Cosas más importantes (o Harry solo queriendo la atención de un rubio)
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Su verano había sido raro, de lo más extraño, debía admitir. No se había esperado la separación repentina de sus padres y que terminase en el refugio de un grupo de magos y brujas que se hacía llamar la Orden. Pero lo que no le tomó por sorpresa fue que hasta su madre ignorase donde había acabado tras el ataque de los dementores en el Valle Godric. Mantuvo unas mínimas esperanzas de que su madre apareciera en la Orden y le dijera que todo estaría bien, que ella nunca lo dejaría. Pero las últimas noticias que había recibido de ella, habían sido mediante el director y su padrino.
Ahora que el verano había acabado y había formado una tregua extraña con Potter y sus amigos tras su estancia en Grimmauld Place; se encontraba en el andén 9 3⁄4 para iniciar su quinto año en Hogwarts.
Miró a Potter ser abrazado por sus padres, a Longbottom y Granger en la misma situación que el azabache, y a los señores Weasley repartir abrazos a cada uno de sus hijos. Draco se revolvió incómodo en el ambiente, ya que a pesar de haber convivido la mitad del verano con esas personas, no se sentía parte de ellos. Cada uno de los otros chicos con sus padres, Draco parado solo a un lado de todos ellos.
—Sabes que no podemos esperar a que parta el tren. — Escuchó decir a la señora Potter con pena hacia su hijo. —Pero espero que te portes bien.
—Si Harry, nada de bromas. — Dijo el señor Potter pero guiñandole un ojo a su hijo.
Eso le hizo mirar hacia el suelo, entreteniéndose con sus pensamientos. ¿Porque él no era capaz de tener eso? No es como si lo necesitara, pero una sensación de vacío se apoderó de su pecho. De todas formas no es que estuviera extrañando algo, sus padres solo lo habían acompañado a tomar el tren una sola vez, en su primer año. Y Draco consideraba estúpido extrañar algo que nunca había tenido.
Se sorprendió cuando la señora Weasley se acercó a él y se despidió de él dándole un abrazo, en el que Draco se mantuvo inmovil hasta que la mujer se separó. La matriarca Weasley le dijo que cualquier inconveniente, no dudara en escribir alguna carta a cualquiera de los miembros de la Orden. Así como se despidió Molly Weasley de él, Lily Potter también lo hizo. Había sido extraño.
A los pocos minutos, los adultos de la Orden habían desaparecido de la estación, dejando a todos los jóvenes solos. Potter hablaba con sus amigos y Draco continuaba manteniendo su distancia de ellos, creyendo que no debería estar en ese lugar. De pronto, la mirada de Potter lo encontró y le sonrió, Draco perdiendo el aliento al instante.
—Malfoy, ¿qué haces parado ahí solo? —Los demás amigos se voltearon a verlo y Draco se sintió como una de las criaturas de Hagrid cuando las mostraba a toda una clase.
—Los vi ocupados, y no quise molestar. —respondió Draco mirando a Potter.
Potter se acercó a Draco con expresión amigable, ignorando las miradas curiosas de sus amigos. La dinámica entre ellos había cambiado, y aunque la rivalidad seguía presente en algunos momentos, la nueva dinámica formada entre Draco y Potter parecía funcionar.
