capitulo 1;El Estallido

212 15 0
                                    

Mi padre, Benjamin, un hombre serio pero siempre con una sonrisa para nosotros, trabajaba incansablemente en la zapatería familiar, una tradición que había perdurado durante 45 años

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi padre, Benjamin, un hombre serio pero siempre con una sonrisa para nosotros, trabajaba incansablemente en la zapatería familiar, una tradición que había perdurado durante 45 años. Aunque su propio padre anhelaba un heredero varón para continuar con el legado, con el nacimiento de Anna, mi hermana mayor, prometió cuidar siempre de su familia, sin importar el género.

Tres años después de Hanna, nací yo, llevando el nombre de mi abuela fallecida por una gripe. Diez años más tarde, nació nuestra pequeña hermana, Franchesca. Todo era hermoso, hasta que la vida y el horror nos alcanzaron como un balde de agua fría.

Mi padre trabajaba mientras mamá preparaba la fiesta de su cumpleaños número 42. Hanna y yo estábamos ocupadas con los regalos cuando una explosión sacudió todo a nuestro alrededor. Tembló el suelo y más explosiones siguieron, sumiéndonos en el horror. Nos refugiamos debajo de la mesa del comedor hasta que Hanna, con miedo reflejado en sus ojos, dijo..."

-¡Papá!- grito con horror.

-¿Papá? ¿Qué pasó con él?- pregunté desesperada.

-Está en la zapatería- , respondió mi madre.

Salimos debajo de la mesa y corrimos hacia la puerta mientras los bombardeos no cesaban.

-!Hanna, hija!- , gritó mi madre con terror, pero Hanna ya había salido. Corrí tras ella a toda velocidad hasta que una enorme explosión nos separó. Esa fue la última vez que vi a mi querida hermana y a mi amoroso padre. Tres meses después, solo encontramos el cuerpo de mi padre, pero de mi hermana, nada. Hubo muchos desaparecidos. Solo ver el cuerpo de mi padre enterrado destrozó mi corazón. Ver a mi madre de luto, llorando por toda la casa, y a mi pequeña hermana de solo 8 años, sin entender completamente, fue desgarrador.

Todas las tardes, después de tratar de sacar adelante la zapatería, iba a llorar a las tumbas de mi padre y hermana. Así pasé mucho tiempo, y mis dos queridas amigas siempre estuvieron allí para apoyarme. A pesar de todo, nunca volví a ser la misma. El tener su apoyo me ayudó a seguir adelante, pero me cerré en mí misma por el dolor que sufría mi madre y hermana. Las saqué adelante con la zapatería. Dos años después, la guerra terminó, pero nada volvió a ser igual.

"Escombros del Pasado"

El aire estaba cargado de un silencio opresivo mientras mis manos, envueltas en guantes polvorientos, trabajaban entre los escombros de lo que alguna vez fue la zapatería familiar. Cada movimiento de la pala era un eco de la guerra que había devastado nuestro hogar, y cada rincón desordenado recordaba un tiempo que parecía ahora muy lejano.

En medio de la destrucción, entre maderas rotas y recuerdos destrozados, yacía un tesoro inesperado: un viejo diario, envuelto en polvo y enredado en escombros. Sus páginas desgastadas y manchadas por el tiempo revelaban secretos ancestrales, historias de amor, pérdidas y conflictos familiares que desconocía por completo.

La tinta descolorida cobraba vida con cada palabra, como susurros del pasado. Cada revelación abría una brecha en mi comprensión del linaje familiar. ¿Había sido nuestra historia una fachada? ¿O quizás era solo una parte de la verdad? Las emociones me asaltaban mientras absorbía cada línea, mezclas de sorpresa, tristeza, euforia y desconcierto.

Entre las lágrimas y el polvo, me esforcé por reconstruir la zapatería, un símbolo de resistencia y una promesa de un futuro que anhelaba encontrar. Pero mi mente, aturdida por los secretos recién desvelados, luchaba por encontrar la estabilidad en medio del caos físico y emocional que me rodeaba.

Y mientras intentaba dar forma a lo tangible, un nuevo rostro surgió en mi vida, una presencia inesperada en este torbellino de sentimientos. Su comprensión silenciosa me brindó un respiro en medio de la tormenta de emociones. ¿Era él un aliado en mi viaje hacia la sanación o un nuevo desafío que debía enfrentar?

En esa dualidad de reconstrucción física y desentierro emocional, la guerra no solo había dejado ruinas materiales, sino también una constelación de verdades inesperadas y relaciones inciertas.

Las horas se deslizaban lentamente mientras me sumergía entre los escombros de la zapatería familiar, cada trozo de madera y cada recuerdo roto me recordaban la brutalidad de la guerra que había asolado nuestro hogar. Mis manos, cubiertas de polvo y residuos, trabajaban en silencio, tratando de reconstruir algo de lo que una vez fue.

De repente, un sonido distante se filtró en el ambiente cargado de melancolía. Voces familiares que se acercaban, conversaciones que parecían resonar entre los restos y la quietud.

La puerta se abrió con ímpetu, y entraron gabrielle y sabrina, sus figuras llenas de energía y esperanza. gabi, con su cabello al viento, y sabri, con una sonrisa que iluminaba la habitación.

-¡Liv! ¡Los barcos han llegado!- , exclamó gabi, su voz rebosante de emoción.

Mis ojos se alzaron, encontrándose con las miradas ansiosas de mis amigas. El brillo de determinación en sus rostros me llamó la atención, una invitación a dejar atrás el pesar que colmaba la zapatería y sumergirme en la vida que regresaba al puerto.

Las palabras de mis amigas resonaron en mi mente mientras luchaba con mis propias emociones. ¿Debería salir, dejar atrás este santuario de recuerdos dolorosos y sumergirme en la vida que renacía en el puerto?

Las voces alegres y el bullicio desde afuera se intensificaron, mezclándose con la melancolía que llenaba el aire dentro de la zapatería. Miré a gabi y a sabri, sus rostros llenos de esperanza y complicidad.

-Vamos, Liv. Te lo prometo, un poco de chisme de marineros será justo lo que necesitas para animarte- , bromeó sabri, tratando de disipar la sombra de tristeza que oscurecía mi expresión.

Las risas y la emoción que fluían desde el puerto parecían llamarme, un recordatorio de la vida que seguía su curso fuera de los límites de este espacio cargado de recuerdos dolorosos.

Me puse de pie, titubeante, sintiendo el impulso de explorar el mundo que aguardaba más allá de la zapatería. Sin embargo, una duda persistente se aferraba a mi corazón, una incertidumbre sobre si estaba lista para enfrentar la realidad que aguardaba afuera.

 Sin embargo, una duda persistente se aferraba a mi corazón, una incertidumbre sobre si estaba lista para enfrentar la realidad que aguardaba afuera

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

voten y comenten muchas gracias :)

entre mares y pasionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora