4. Luke Castellan

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Entre la cabaña de Hermes o el aire libre, lo mejor era el aire libre, el olor a sudor dentro de mi nueva cabaña era irrespirable, literalmente era imposible que yo sobreviviera allí

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Entre la cabaña de Hermes o el aire libre, lo mejor era el aire libre, el olor a sudor dentro de mi nueva cabaña era irrespirable, literalmente era imposible que yo sobreviviera allí. Supe que dormí mucho porque me levantaron para la hora de la cena, en el Comedor. Aún estaba débil, no necesitaba saber que el Señor D le había puesto algo a esa gaseosa.

Lo acusaría con mi madre, si ella estuviese conmigo. No lo digo porque esté muerta, sino porque aún no vuelve a mí. 

En mi sueño estuvo Gabe que no es Gabe, se presentó como Hades, estaba rodeado de esqueletos, vestía un pantalón de mezclilla muy juvenil para su edad, camisa blanca desabotonada y tenía un collar que recuerdo muy bien, era el collar que le di a mamá por el día de los padres, supongo que se lo dio mucho después, porque no recuerdo a Gabe portándolo.
Su mensaje fue muy claro, no confiar en nadie más que en Grover.

No le hice caso, obviamente.

Estaba aún un poco débil, pero aún así camine junto a la cabaña, en una fila algo desorganizada. Los sátiros al llegar mi turno me dieron una charola con un vaso, totalmente vacíos, no pregunte, para no quedar mal, pero si me ganaba la curiosidad. A medida que me iba a sentar, noté que había tres mesas vacías, pero nadie las intentaba ocupar, tuve que hacerme espacio entre dos chicas, quienes de muy mala gana me cedieron lugar. Una era rubia de ojos grises, parecía tener la edad de Luke, tenía su cara llena de pecas y un lunar notorio en su mejilla derecha, a mi otro lado estaba una chica castaña de ojos cafés, traía unos lentes de sol sobre su cabello y una macha rosa en su cuello, ambas cerraron sus ojos y luego la comida en sus platos apareció.

Perseia Jackson y los Dioses del OlimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora