2. Gabe que no es Gabe

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Solté un gruñido al golpear mi cara contra el vidrio, se me había incrustado vidrio en las manos, el olor a sangre no provenía de mí, era de mamá, me solté el cinturón de seguridad y trate de ir hacia mamá

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Solté un gruñido al golpear mi cara contra el vidrio, se me había incrustado vidrio en las manos, el olor a sangre no provenía de mí, era de mamá, me solté el cinturón de seguridad y trate de ir hacia mamá. Gabe abrió los ojos y me asustó.

El auto estaba volcado hacia el asiento de copiloto.

— Tranquila Percy, necesito que salgas, yo me haré cargo de tu madre — me dijo.

Su cabellera era negra, no era Gabe, tenía los ojos negros, cabello negro y su voz, grave, ahora si que me negare a dejar a mamá.

— Mierda — dijo, supongo que se dio cuenta.

Me acerque a mi madre, ignorando el dolor de mi mano la trate de sacudir. No sentí a Gabe no Gabe hasta que intentó tocar mis brazos, me apegue lo mayor posible a mamá.

— Mamá, mamá despierta. — le dije, ella no dio signo de despertar.

— Déjame con ella, vete Percy — Gabe qué no era Gabe me dijo, cerré los ojos, no puedo dejar a mi madre, a él si, pero no a mi madre.

— ¡No! ¡No la dejaré! — No siquiera me importaba saber donde estabamos, lo único que me importaba era mamá, que tenía un corte en su mejilla.

La puerta de Gabe no Gabe se abrió, era Grover, pero no tenía sus muletas. ¿Qué hacía aquí?
— ¡Percy! ¡Señor Hades! — y baló como siempre, nervioso.

Perseia Jackson y los Dioses del OlimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora