Deja Vu

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On the other side of a street I knew

Stood a girl that looked like you,

I guess that's deja vu

But I thought this can't be true


Alistair

Las cosas se habían vuelto un completo desastre en mi vida ultimamente, y si, se que hay personas ahí fuera que la están pasando mil veces peor.

Era un piloto de carreras al cual le pagaban millones solamente por manejar un auto los fines de semana, al menos eso es lo que la gente dice; lo que no saben es que no solo se trata de manejar un auto y dar vueltas en un circuito, es encontrarse peligro en cada vuelta, eran largos entrenamientos y era mi trabajo... y aun más que eso, era mi sueño de toda la vida. Y no solo él mío sino el de Julian y el de mi madre también.

Claro que tenía una vida sencilla pero eso no impedía que me sintiera de la mierda; al fin de cuentas también soy humano.

La última temporada había sido un total circo. Justo cuando Cadieux Racing Team parecía estar de vuelta en su gloria, el equipo y el auto se encargaron de joderlo... finalmente, todo eso terminó cobrandome factura, poniendole el último clavo a mi ataúd con los errores que cometí durante las carreras... Y no, no es excusa.

Y ahora, aquí me encontraba, un zombie deambulando entre los vivos.

Las personas me decian que renunciara a Cadieux, con mi talento y los patrocinadores, cualquier equipo se pelearía por mi; pero ahí estaba el detalle, yo no quería dejar Cadieux, bastante masoquista, ¿no es así?

Era fiel a Cadieux desde mucho antes de saber que significaba ser fiel. Cada parte de mi ser tenía el color dorado de la escuderia, mi alma y corazón pertenecían a ella, así que renunciar no era una opción.

Yo había sido criado para vencer, para ganar, jamás para renunciar.

—Vamos hermano, Théo estará ahí—Emilio dijo dandome un pequeño empujón con su hombro.

Honestamente, mis ánimos no se sentían como para ir de fiesta. Sentía que eso solo me alejaba de mi meta: el campeonato... Mi campeonato.

Lo pensaré, no prometo nada—dije caminando hacia el auto, sintiendome levemente abrumado por la pregunta.

—Todo para nada—susurró Emilio, pensando que no lo oiría y equivocandose una vez más.

¿Acaso mis amigos pensaban que era un caso perdido?

Tal vez lo era después de todo...

Manejé a casa, pensando en un millar de cosas durante el trayecto; Carlota, el equipo, Lucille... y las palabras de Emilio.

¿Me alejé tanto de mis amigos que ahora me invitan casi dando por hecho que no asistiría?

Mi mente viaja a Julian y como el siempre tuvo tiempo para sus amigos, para mi, incluso en los peores momentos.

Recuerdo lo arduo que peleó, como lo dio todo por su sueño y al final, lo perdió todo, hasta lo más preciado; su vida.
Las glorias, los premios, los trofeos no sirivieron de nada, al final, todo lo que el se llevó fueron los recuerdos de aquellos que lo amamos.

Una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora