"Sin Tan solo lo hubiera pensado."

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En la comisaría, decidieron interrogar a Travis por los asesinatos y lo sucedido, de una manera especial por el asesinato de 14 personas. Algo que no era un juego de carritos para la policía, ¿quién era este niño para juguetear con un arma y hacerse el adulto?

─Tienes que hablar ahora mismo, tienes derecho de un abogado, pero tienes que contar cada cosa que hiciste y las razones.─

─No quiero hablar...─  Protestó como si fuera una orden, apartando la mirada, una voz quebrada y tragando las ganas de llorar, Sally...

─Phelps es un asunto grave entre manos, tienes que hablar─ Demandó con autoridad, queriendo que el Moreno hablará, al ver que simplemente reprocho y negó, era terco como una mula, deberá de hablar con su padre si no quería hablar el mocoso.

Salió el hombre de la habitación, dejando solo a Travis en ese oscuro y sombrío sintió.

Encerrado en una habitación de cuatro paredes, especie de interrogatorio, la policía salió a hablar del caso con su padre. El moreno tiene la mente ocupada en pensamientos turbios, a la vez preocupación, la sangre de las personas fue satisfactoria, como si hubiera perdido la cordura, pero al recordarlo le dió asco de si mismo.

Minutos pasaban y no ocurría nada, hasta qué volteo a mirar por curiosidad, sus manos estaban detenidas en la mesa, al parecer por el asesinato de 14 alumnos. Al voltearse su cabeza no giro tanto, solo un poco para mirar de reojo, viendo a su padre entregar una buena y considerable cantidad de dinero. ¿Saldría de aquí pero a qué costo?

Sus manos fueron liberadas, lo agarraron y fue llevado afuera, la libertad le fue concebida gracias al dinero que puso de intermedio Kenneth, Kenneth al salir fingió molestia con Travis

Entraron al auto, donde todo daría inició o fin.

─¿¡Que te pasa estas loco!?,  ¡como hiciste eso, a mi a tu propio padre le haces esto Travis!─

─¿Lo dices por haber asesinado?...─

─¡NO!, ¡Lo digo por entregarte a la policía!,  eres un estupido, ¡así las cosas no funcionan!─

Un silencio incómodo rodeó todo el auto, Padre empezó a conducir enojado conmigo, llegando a la carretera...

─Padre... Pero yo... Yo lo amo.─

─Si lo amaras de verdad no le hubieras disparado.─

─¡Yo nunca quise hacerlo!─

Esa justificación fue poco creíble, pero padre tenía razón, pero nunca se me pasó por la cabeza el peligro o las consecuencias, arriesgue lo que más amaba.

El mayor no le quiso creer al Moreno, el Moreno alzó su mano hacia adelante donde esta los frenos, en un intento de detener el auto se fueron casi a un árbol. El moreno logró detener el auto, abrió la puerta y se bajó, agarrando un poco de su propio dinero.

─¿¡A donde vas Travis Phelps!?, ¡Retrocede ahora mismo!─

El Moreno no escuchó y decidió caminar hasta una parada cercana del autobús público, una larga y agotadora caminata le esperaba... Caminar era un buen ejercicio si no contará con el cansancio, pero fue una aburrida y agotadora caminata. Poco después llegó a la parada de bus, agotado, se sentó esperando el autobús, esperaba llevar al menos al hospital donde estaba el menor, ese chico de ojos azules y cabello azul... Pensar en él lo alivia, lo calma, La belleza oculta de ese chico lo tranquiliza al tan sólo pensarlo. Llegó el autobús un poco vacío, entró y pagó, para después sentarse en un puesto de la esquina y en el fondo, su mirada se fijó en la ventana, fuera de ella un hermoso atardecer pintado, suspiró, deseando que algún día Sal despertara, quería remimirse... Estaba arrepentido de todo lo que hizo, tenía un corazón muy adolorido.

Pasaron varios minutos, llegó a la esquina del hospital: aquí vamos de nuevo... Una vez que estuvo adentro y tenía al menor frente de él, conectado a varias máquinas y con sus ojos cerrados mirando su rostro destrozado de un oscuro pasado, el moreno acarició con dulzura la mejilla de piel maltratada, sus labios de piel destruida, admirando sus encías y dientes tan blancos y hermosos para su vista, acarició también su cabello largo y azulado, sus ojos admiraron al chico que tenía al frente, apesar de que ese chico estaba en coma y no reaccionaba a nada.

─¿Porque siempre alguien acaricia mi rostro?, eso me relaja...─ pensó el menor en la oscuridad de su mente y pensamientos, no tenía la posibilidad de moverse o hablar, su cuerpo era ajeno a aquellas posibilidades, pero esas caricias constantes lo relajaban y le daban esperanzas, el toque se le hacía familiar, pero no sabía cómo expresar o estar seguro de decir de quién estaba pensando que es. No entendía muy bien las razones de las caricias, pero le gustaba. Escuchaba los sonidos de las máquinas, como ese "pi" que resuena, las voces afuera de la habitación, también pasos y sonidos de naturaleza.

─Sal... No te mueras... Te necesito.─ murmuró el moreno acariciando el cabello de Sal, lo soltó para mirarlo, suspiró: las esperanzas de que despertarán era menos cada día, ya van 4 semanas así. Está espera era una tortura para él.

Escuchó aquel susurró que siempre escuchaba, su voz le hacía familiar, pero no recordaba de quién, ¿Travis?, ¿sería Travis?, su voz suena igual a la de él... Lleva días pidiéndome perdón, y otros solo dice que se me necesita.

Le pesa mucho
la culpa.

Resonó aquel sonido familiar de cerrarse la puerta, de repente todo el sonido de alrededor se desplomó, quedando todo en total silencio... Me preguntó si aquí acabará mi vida.

─🌷─

HOLAAA, ¿COMO ESTÁN?, YO LA VERDAD MUY BIEN :D, aquí empieza la continuacion, espero les guste, muack muack!

cuidense y pórtense bien para que no les jale las patas en la noche.🫵🏻

Siempre te ame ─ Salvis (2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora