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Narrador omnisciente.
El destello del sol mañanero hizo que Sapnap abriera los ojos con pesadez, sintiéndose profundamente abrumado debido a un mal sueño que había tenido hace pocas horas, mismo que lo guío a simplemente no dormir en toda la madrugada. Un bostezo pudo ser audible mientras el chico de cabello negro pegaba su mejilla derecha contra el cristal del autobús en dónde viajaba, agradeciendo que su compañero de viaje fuera alguien sumamente callado y tranquilo. Parpadeó de manera lenta, dejando notar su claro cansancio, claramente iba a estarlo si el día anterior estuvo ocupado todo el día haciendo maletas y comprando algunas cosas extra para viajar al que sería su nuevo hogar por los próximos seis meses. Añadiendo que prácticamente había dormido máximo dos horas no ayudaba mucho a la causa.
Al parecer a alguien de sus amigos le pareció una excelente idea hacerlos salir de su zona de confort para que socializaran con personas distintas. Todo con la excusa perfecta acerca de un torneo, fue algo que no entendió del todo bien debido a la carencia de atención. No estaba enojado cómo tal, solo se sentía incómodo.
–(This is fucked up on so many levels.)
Dice para sí mismo, mientras inhala y exhala, lo que le ayuda a llevar oxígeno limpio hasta sus pulmones.
Todo el transporte se notaba sumamente callado, juraba que si alguna cosa caía al suelo, por más pequeña que fuera, el golpe resonaría por todo el lugar.
Terminó por girar su cabeza hacia la izquierda, mientras apoyaba el codo derecho en la ventana. A un lado suyo descansaba Sam, alguien tranquilo por dónde lo vieras. Parpadeó con gracia al ver que llevaba una especie de antifaz para cubrir los ojos en forma de pato, posiblemente otorgado por Quackity.
Sapnap suspira acomodándose en su asiento mientras las horas pasaban volando a su alrededor.
-...
Aproximadamente lo que parecieron tres horas después finalmente el autobús hizo una parada, observó por el cristal para rezar que no fuera otra gasolinera más. Y para su fortunio no era así, afuera se encontraba una especie de estación que más parecía de tren. Decoraciones antiguas pero agradables en su mayoría, siendo principalmente madera de roble. Alzó los brazos hacia arriba en burla, cómo si se estuviera quejando del largo viaje. A ese punto el transporte ya no estaba tan callado, algunas voces podían ser audibles, acompañadas de risas o insultos intercambiados en confianza.
Nuevamente miró a Sam, quién ya estaba despierto. El azabache no pensó dos veces para darse un pequeño codazo en el hombro, indicando que se levantara de su asiento. El hibrido de creeper sólo viró los ojos antes de obedecer con pereza lo que pareció ser una orden.
