II - RECUERDOS

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—Papa —era la primera vez que Servei escuchaba a su hija pronunciar sus primeras palabras, y no podía ocultar el orgullo de padre que sentía al escuchar a su hija reconocerle.

—Mi pequeña Namai —le acarició la mejilla con la mano suave y delicadamente mientras le susurraba sostenida entre sus brazos —. No sabes que feliz me haces mi pequeña luz.

Empezó a tararear una cancioncilla, y aunque sonaba algo rudo a la pequeña Namai le gustaba.

Cuando al fin se quedó dormida, la acostó en su cuna arropada entre sus mantitas.

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Servei estaba agotado después de un día muy largo protegiendo a mercaderes ricachones en el mercado. Por fin podría cenar junto a Libali, y descansar.

En la cocina Libali le esperaba de espaldas y muy quieta con la mirada perdida.

—Al fin se ha dormido la peque, tenemos un ratito para nosotros —dijo Servei con voz cariñosa.

—¿Por qué lo hiciste? —la voz de Libali sonó fría y profunda, y no dejaba de mirar la pared dándole la espalda a Servei.

—¿Qué? —contestó Servei confuso.

—¿Por qué te fuiste?

Rozó el hombro de Libali con su mano, estaba helada, fría como un tempano.

—Tenías que habernos protegido —se giró veloz y el cuchillo se clavo en el pecho de Servei sin que tuviera tiempo a saber siquiera que estaba sucediendo.

Quiso reaccionar pero no podía moverse, no podía hablar, no podía hacer nada.

—Nos abandonaste y jamás te lo perdonare —dijo apuñalandole una y otra vez. 

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⏰ Última actualización: Jan 05 ⏰

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