Charlie

52 15 4
                                    


Diría que aun con este frío siento el calor de sus besos, pero eso sería muy cursi, también muy falso. Ella yo jamás nos besamos. La tormenta de nieve se a ido, solo dejó a un hombre doliente, llorando acurrucado al filo del precipicio. ¿Ella fue real? Esa pregunta atormentaba mi cabeza, en ese momento, y el los momentos venideros. Me duele tanto, y me dolerá tanto, durante tanto tiempo, dolerá su caída, dolerá su existencia o su falta de ella, duele y dolerá. Con el tiempo llegaron unos bomberos al lugar, al parecer alguien encontró mi auto destrozado en el camino, encontraron la sangre en el camino, la sangre los guió hasta este lugar. El novio de mi madre fue atrapado, alguien lo vio, alguien pudo ver el choque, o indicios. El fue a la cárcel, sus dos hijos, y mi madre. Alguien investigó el caso, me hizo algunas preguntas y termino dando con la verdad. Mi madre me quería muerto, para así poder quedarse de alguna forma con la cabaña y los terrenos pertenecientes a mi abuelo. Ya ni siquiera eso me importa, mi madre, la cabaña, el libro que tenía que terminar, o cualquier otra cosa. Ya no importa nada de eso. Los de la editorial al saber lo que ocurría, me terminaron dando más tiempo, tiempo para seguir escribiendo. Y cuando volví a mi casa en la ciudad, pensé que no escribiría nada, pensé que pasaría mis últimos días dando de comer a Snoopy y durmiendo, y así fue por tres días, hasta que en la madrugada me senté frente a mi laptop, la abrí después de tiempo, y vi allí sus calcomanias, guitarras, calaveras y demás. ¿Cómo llegaron allí? ¿Yo las puse allí? Como carajos estas cosas están aquí y ella no. Como carajos se supone que me tome todo esto, como carajos se supone que no piense en ella, en su mirada de esmeraldas, en sus labios oscuros como el bosque, en sus cejas gruesas, en su sonrisa burlona o en lo poco que recuerdo de su voz. Las risas respuestas no estaban en mi cabeza, pensé que estarían en la laptop, en cada una de las páginas en blanco qué rellené de palabras, creí que allí había una respuesta. Pasaron dos días enteros casi sin parar, y aun después de escribir un muy sentido y descuidado libro. No hallé respuesta.
Entregué ese libro, el último de las aventuras de Zack y Duggy, inspirado en lo que viví con ella, pero no sin ella. Entonces los de la editorial les gustó, les pareció algo muy diferente a lo habitual, algo más vivo o "Fresco" como le dijeron. Entonces pum, un gran éxito, el más grande de todos. El chico estrella C.B lo a vuelto a hacer. Las copias se vendían con la facilidad con la que Snoopy se duerme después de dormir. Durante los próximos dos años mi vida estuve en coma, sintiendo lo mínimo, riendo lo mínimo, viviendo lo mínimo. No pensaba en ella, al menos no más de 15 segundos, trataba de mantenerme ocupado con las entrevistas, las firmas de libros, todo el atareado día a día de la fama me venia como anillo al dedo. Me concentré en no sentir por tanto tiempo que por un tiempo me funcionó. No sentí, no soñé, no pensé. Entonces llegó ese día. Mi contrato con la editorial caducó, mi escritura ya no era de su propiedad. Entonces por primera vez me sentí dentro de mi cuerpo, y miré lo que había frente a mi, una mesa con ejecutivos mirándome fijamente mientras me pasaban otro contrato de años. ¿Firmarás? Preguntaron, y yo pensé, por varios segundos, y me pregunté ¿De verdad soy capaz de volver a escribir? Ni siquiera lo he intentado desde hace dos años, y la verdad no siento que sea capaz de volver a crear algo desde cero. No creo ser capaz de volver a crear. Por eso no firmé ese contrato, aunque me ofrecieran de todo, decidí ser libre, con planes de no volver a crear una historia en mi vida. Los ejecutivos y editores estaban furiosos conmigo, aún así tenían que hacerme una pequeña fiesta de despedida, para guardar las apariencias. Entonces me vi obligado a estar allí, en ese lugar lleno de comida y bebida, rodeado de personas pidiendome firmar un pedazo de papel, lleno de personas hablando a mis espaldas, lleno de personas a las que no conozco. De verdad no quería estar allí, en esa fiesta. Entonces llegó ese tipo "Esto parece el funeral de mi abuela" sonrió, un chico de mi edad o menor, con cabello marrón y encrespado, "Un gusto, soy William" se presentó, yo hice lo mismo, "Nadie me dijo que debía venir disfrazado de pingüino" la ropa de William estaba fuera de lugar, fuera de temática y fuera de la playa. Shorts cortos azules y camisa de botones blanca con palmeras rosadas por todos lados, hasta chanclas trae. "¿Quieres algo de beber? Tienes cara de que si", entonces lo pensé, y definitivamente habían más razones para beber, que razones para seguir en esa fiesta. Por eso decidí beber, para hacer transcurrir el tiempo, y para que las historias de William se hicieran más interesantes. William era divertido, algo tonto, pero muy gracioso. Habla como si cada una de sus historias fueran sus favoritas, y no trata de hacer que hable, el se conforma con llevar el monopolio de la conversación. Y eso está bien para mi. Al final de la fiesta ya estaba bastante borracho, "bastante" en una palabra es una palabra de ocho letras, qué no hubiera podido escribir en papel nia aunque me esforzara, con dificultad podía diferenciar mi auto de los demás en ese estacionamiento, los números de las placas bailan en sus lugares. William vómito sobre un flamante Ferrari rojo, creo que era el del dueño de la editorial. Al llegar a mi auto William dijo "Puedo quedarme en tu casa (tambaleó frente a mi) No pienses que te quiero cojer, no eres mi tipo, te pregunto esto por que... (casi vuelve a vomitar) yo... No se exactamente donde carajos estoy... Y... La verdad no tengo donde quedarme así que...."me miró esperando respuesta, entonces accedí, estaba tan borracho que en realidad me importaba muy poco," Muchas gracias Brodi... (entonces comenzó a vomitar) Oh... Mierda..., bueno... Supongo que es mejor aquí afuera que dentro de tu carro (y volvió a vomitar) . Ya dentro del auto me pregunté por primera vez si era buena idea conducir estando tan borracho, obviamente no era una buena idea pero... Ya que, mierda, el alcohol se había llevado la mayoría de mis preocupaciones, ahora solo quedaba esta parte de mi. Comencé a conducir por esas oscuras y desoladas calles, los bailantes números en mi reloj me hacían pensar qué ya eran casi las tres de la madrugada, William estaba dormido sobre el asiento de al lado, babeando el asiento de mi nuevo auto, las calles eran oscuras, faroles combaten las oscuridad, iluminan pedazo de esa calle, en esa calle recta.

—¡Estabas pensado cosas raras conmigo! —Gritó ella, al lado de mi.

—¡Claro que no! —me defendí, mientras la miraba a ella, la miraba mirarme a mi con esos ojos tan verdes que humillan cada puto paisaje.

—Estabas riendo de forma Pervertida ¡te vi!.

—Claro que no lo estaba haciendo.

Obvio que la estaba viendo, es difícil no hacerlo.

—¡Dejame salir! ¡Auxilio, mi novio es un depravado sexual! —gritó ella pegando su espalda a la puerta del acompañante.

—No puedes salir, vamos como a 80 kilómetros por hora —comenté. Sonriendo al verla.

—No me impor___

Apunté a su asiento —¡¡Una Araña!!

—¡¡Donde, donde ahhhhh!! —Ella comenzó a retorcerse en el asiento del acompañante. Daba saltos y se tocaba el cuello y la espalda —¡¡Donde está!! ¡Melocoton, haz algo, eres mi novio!

Ella es hermosa, aun cuando está asustada, enojada, o mientras se retuerce antes de despertar. Ella es hermosa. Pero una parte de mi sabe que esto no es real.

—Te extraño —alcancé a decir, mientras la veía detenerse de repente, como si no entendiera lo que digo —Se que ahora no eres real, tal vez tampoco lo fuiste antes... Pero de verdad te amo... Y te extraño cada puto día de mi vida, y siento que te seguiré extrañando hasta que muera..... No creo poder superarte...

Las lágrimas salían de mis ojos, como un rio desbordado, como si nunca fuera a detenerme, como si las lágrimas fuera infinitas. Otra vez, este dolor en mi pecho se hace presente, doliendo en un lugar de mi pecho que no puedo tocar, mi alma... O eso supongo.

—Charlie... —soltó serena, suavemente, como si me susurrara —Despierta Charlie, despierta o chocarás.

Entonces lo pensé, de verdad lo pensé antes de decirlo.

—Si muero... ¿Podría llegar a ti?

Entonces sentí el impacto. La oscuridad se apoderó de todo, los sonidos se fueron, y solo quedó la nada.

Hasta que volví a escuchar algo.

Una melodia, una canción, la letra de la canción se me escapa pero los sentimientos que me produce los conozco. Es tristeza pura.

La chica espejismo —dije.

Hasta que por fin abres los ojos —dice William —Las buenas noticias es que estamos vivos, las malas son que tu auto chocó contra unos columpios y quedo algo magullado —apuntó al lugar, donde mi auto se encontraba incrustado contra un tobocan, con lo que parece ser restos del columpio tirados alrededor —Por suerte no chocamos a alta velocidad.

—Me duele todo —dije al sentarme en la acera donde estábamos —¿llamaste a la policía o algo?

—Dijeron que llegarían en 20 minutos o menos —soltó mientras veía a la nada frente a nosotros —Estabas soñando con algo ¿verdad?

—Como sabes...

—Hacías muchos sonidos mientras dormías.

—Creo que soñé algo... O con alguien, pero no se, no recuerdo mucho.

—¿Algo en especifico que recuerdes?

—Recuerdo a la chica espejismo.

Let Somebody GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora