Capítulo 7

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El barrio alrededor de la casa de Charlie Swan era una callada zona tranquila. No había carreras de autos, ni parejas que discutían, tampoco había adolescentes ruidosos o residentes que les gustara poner grandes luces en tiempo de fiestas. Era una zona muy buena, era cómoda y todos los residentes preferirían que se quedara así, pero no pudo ser. Un sábado por una tarde una camioneta con dos pasajeros dentro se detuvo en la entrada de la casa del Jefe Swan. Eso fue solo el comienzo.

Billy Black finalmente llegó para ver a su viejo amigo siendo empujado en la silla de ruedas por su hijo, el se había perdido su último encuentro con Charlie, pero esta vez su hijo no había comido nada raro y era perfectamente capaz de llevar a su padre a la residencia Swan y de quedarse con ellos a ver futbol y compartir chismes varoniles. Sus chismes no era como los de las chicas, ellos no hablaron sobre lo que sucedía con los famosos, con los vecinos y de los prácticamente desnudos modelos que aparecían en las revistas. Ellos hablaban de deportes, de atletas, de noticias y de las locas travesuras que hacían sus hijos, aunque Billy a veces creía que a el le toco un niño más tranquilo que a sus mejores amigos, por supuesto el tenía a un hombre lobo pero Charlie tenía una hija que insistía en salir con un vampiro.

-¡Billy!- Charlie vitoreó mientras abría la puerta y le daba la bienvenida a los dos Black- hace solo una semana que no los veo pero parece que fuera hace años.

Billy se echó a reír.

-Bueno, tu tienes a un idiota a quien culpar por eso, al que comió algo raro y estuvo llorando por mi toda la noche.

Charlie intentó fruncir el ceño pero lo único que logro fue que las comisuras de su bigote bajaron un poco mientras sus ojos se arrugaban con diversión.

-Estoy seguro que el no quería que eso pasara- Dijo Charlie.

-Probablemente no quise, pero siempre le dije que no comiera cosas del bosque- Billy y Charlie rieron y entraron al living.

Charlie ya había dejado tres pizzas y un par de cervezas frías también en una mesa, había un plato de papas fritas al lado de un cartón de jugo y Charlie había dejado tres tazas.

-La cerveza es para nosotros y el jugo para los chicos- Dijo Charlie.

El jefe Swan se dirigió a la parte baja de las escaleras y gritó hacia arriba. Un grito de respuesta llegó y Charlie sonrió mientras hacia su camino de vuelta a la otra habitación.

-Son buenos chicos pero nunca aprendieron lo bueno del fútbol americano, cuando termine de decir de ver un partido nada comenzó a hablar de fútbol, ​​no tengo en contra de su madre pero un niño debe crecer sabiendo la diferencia entre los dos deportes.- Dijo charlie

Billy se rió y abrió su cerveza, sintiéndose como en su casa en la casa de su amigo. Jacob, por otro lado, miraba a su alrededor y olfateaba el aire.

-Charlie, ¿Porque tu casa huele diferente?- Preguntó Jacob. Había algo en el fondo de su ente que identificaba el olor pero el no llegaba a entenderlo.

-¿Huele diferente? Buen, Harry se quejó de aquí apestaba un poco así que Demetri salió y compró unos ambientadores. El chico volvió con una bolsa grande de ambientadores y ambos chicos se volvieron locos gastando los por todas partes. Tengo dos en mi habitación, uno se llama lavanda salvaje y el otro es lluvia fresca o algo así- Explicó Charlie.

-¿Los muchachos compraron ambientadores?- Billy se echó a reír- Si no te conociera pensaría que tienes a unos levantadores de camisas por aquí.

Un gruñido brotó de la garganta de Jacob antes de que una voz con acento hablara.

-Lo siento, Señor, pero me ofende lo que está insinuando sobre mi y mi pequeño hermano.

Billy y Charlie se giraron para ver a un molesto Demetri con un pequeño desconcertado Harry entre las piernas.

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