Las sombras danzaban en la cueva mientras Hanzo revelaba su oscuro pacto con Hanekage. Hanabi, aunque resistente, no podía evitar sentir el peso de las revelaciones sobre sus hombros. Hanzo, con una risa siniestra, continuó su relato.
"Has escuchado mi historia, Hanabi, pero hay más. Mucho más. Mi sed de poder me llevó a forjar un pacto que cambiaría mi destino para siempre", dijo Hanzo, con los ojos brillando con una luz malévola.
"Después de huir de la furia combinada de las facciones Escarlata y Sombra, me sumergí en prácticas aún más oscuras. Hanekage, el demonio ancestral, me prometió el pináculo del ninjutsu a cambio de un tributo constante: la sangre de los caídos", continuó Hanzo, mientras las sombras parecían susurrar en complicidad.
Hanabi, con la mirada llena de desprecio, exigió respuestas. "¿Cómo pudiste sellar un pacto tan oscuro? ¿Cómo te atreves a invocar a un demonio para satisfacer tu sed de poder?"
Hanzo, imperturbable, respondió: "El poder no tiene límites, Hanabi. El sacrificio es la moneda de cambio en el mundo de los ninjas. Aquellos que temen ensuciarse las manos nunca alcanzarán la grandeza."
"Con el tiempo, Hanekage se convirtió en mi aliado y mi armadura, alimentándose de la esencia de mis enemigos caídos. Me convertí en una fuerza imparable, un verdadero maestro del ninjutsu. Pero el precio fue alto, y el pacto con Hanekage abrió las puertas a horrores que ni siquiera los Akakage podrían haber imaginado."
Hanzo, con un gesto, hizo que las sombras recrearan las escenas de su masacre, resaltando cada gota de sangre derramada. "Este es el precio del poder, Hanabi. La oscuridad te concede habilidades que van más allá de la comprensión humana, pero a cambio, debes aceptar las consecuencias. Mi camino no es para los débiles de corazón."
Hanabi, aunque horrorizada, se mantenía firme. "Prefiero la debilidad a sucumbir a la oscuridad como tú lo has hecho, Hanzo. No importa cuánto poder obtengas, nunca justificará la traición y la matanza sin piedad."
Hanzo, con una sonrisa siniestra, concluyó: "Las palabras de un corazón débil. Pero el tiempo te mostrará la verdad, Hanabi. El mundo está lleno de sombras que solo aquellos dispuestos a abrazar la oscuridad pueden comprender. ¿Te unirás a mí y aprenderás lo que verdaderamente significa ser un maestro del ninjutsu, o seguirás siendo una simple sombra en el camino de los fuertes?"
El aire en la cueva se volvía más denso a medida que Hanzo se acercaba lentamente a Hanabi, la hoja oscura de Ame no Habakiri centelleando con una energía siniestra. Hanabi, con una mirada decidida y una chispa de ingenio en sus ojos, levantó la mano en señal de detención.
"Hanzo, detente", dijo Hanabi con calma, intentando levantarse a duras penas debido a las graves heridas que llevaba. Sabía que la situación era crítica, y una idea se formó en su mente. "Hagamos un trato."
Hanzo arqueó una ceja, intrigado por la propuesta de Hanabi. "¿Un trato? ¿Qué tienes para ofrecerme, ninja pelinegra?"
Con una mezcla de dolor y determinación en su voz, Hanabi respondió, "Quiero volverme más poderosa. Estoy dispuesta a aceptar tu entrenamiento, conocer tus secretos, con la condición de que me permitas acompañarte. Aprenderé de ti y seré tu aliada."
Hanzo soltó una risa siniestra. "Es un cheque en blanco, Hanabi. Aceptaré tu trato, pero ten en cuenta que no habrá límites en lo que te pida. Harás todo lo que ordene, sin cuestionar."
"Justo lo que necesito", dijo Hanabi, ocultando su verdadera intención. "Acepto tu trato, Hanzo."
En ese momento, resonaron ruidos desde fuera de la cueva. Gritos, el sonido de metal chocando; eran los ninjas que habían sido enviados en busca de Hanabi. Hanzo, con una mirada de desprecio, se volvió hacia Hanabi.
"Quédate aquí", ordenó Hanzo. "No te muevas ni digas nada. Resolveré esto y nos marcharemos. Ya encontraron este lugar, a menos que quieras acompañarme y presenciar la eliminación de tus camaradas."
Hanabi, entre lágrimas y sufrimiento, asintió en silencio. Todo lo que podía hacer era llorar nuevamente, sintió una mezcla de dolor y determinación. En ese momento, se prometió a sí misma que haría lo que fuera necesario para conocer los secretos de Hanzo, volverse poderosa y eventualmente poner fin al reinado oscuro de este temible ninja.
El sonido metálico de las armas resonaba en la entrada de la cueva mientras los ninjas se abalanzaban sobre Hanzo. Con movimientos ágiles y mortales, el ninja Akuma blandía Ame no Habakiri, la oscura hoja de la destrucción, con una destreza sin igual. Cada giro de su cuerpo era una danza letal que dejaba a su paso un rastro de caos y desesperación.
Hanzo, con una risa malévola, se burlaba de sus oponentes. "¿Pensaron que podrían atraparme tan fácilmente?" exclamó, desviando un ataque con un movimiento elegante de su espada. "Son tan ingenuos. Pero, bueno, me proporcionarán algo de entretenimiento antes de que sus vidas lleguen a su fin miserable."
Desde el interior de la cueva, Hanabi observaba la batalla con temor y ansiedad. Cada choque de metal, cada grito de dolor, resonaba en su alma. Las risas crueles de Hanzo penetraban en su ser, recordándole la oscura realidad de su nueva alianza. Sin embargo, su determinación se mantenía firme. "Aguanta", se decía a sí misma. "Esto es solo el principio."
Hanzo desataba su furia con una fuerza imparable. Cortaba a través de sus enemigos con precisión quirúrgica, dejando tras de sí un campo de destrucción. "¿Acaso pensaron que unos simples ninjas podrían detenerme?", se burlaba mientras lanzaba a uno de sus oponentes contra la pared de la cueva.
Hanabi, con el corazón latiendo con fuerza, se aferraba a la promesa que se hizo a sí misma. Observaba cada movimiento de Hanzo, cada técnica letal, buscando oportunidades para aprender y crecer. A pesar del miedo, la llama de su determinación ardía más intensamente. "Soportaré esto", se repetía. "Con cada injusticia que presencio, más fuerte me volveré."
Hanzo continuaba su danza mortífera, disfrutando cada momento de la pelea. "¿Ven? Este es el destino que aguarda a quienes se oponen a mí", proclamó con voz atronadora. "Una muerte sin gloria, olvidados en la oscuridad."
Hanabi cerró los ojos por un instante pensando en si Hayabusa habría tenido un final distinto. Respiró profundamente y se concentró en su determinación. La alianza con Hanzo sería su camino hacia el poder, y con ese poder, se vengaría de las injusticias y restauraría la gloria de su clan.
Al terminar Hanzo lanzó una mirada despectiva a Hanabi, su rostro iluminado por una sonrisa burlona. "Es hora de irnos, mocosa," gruñó, sus ojos centelleando con malicia.
Hanabi, con un tono de voz igualmente sarcástico, replicó: "¿A dónde planeas esconder ese rabo tuyo esta vez? Pareces ser un experto en eso, después de todo."
Hanzo soltó una risa fría y cruel. "Mira, mocosa," comenzó, inclinándose hacia ella con desprecio evidente. "Realmente no te necesito para nada. Tal vez, solo tal vez, algún día puedas ser de utilidad. Pero no olvides quién tiene el control aquí. Si te atreves a cruzar la línea, no dudaré en acabar contigo."
Hanabi, aunque se sentía humillada por las palabras y acciones de Hanzo, optó por guardar silencio. Ya no ofreció resistencia verbal. En su interior, un torrente de emociones la inundaba: humillación, enojo, pero también una determinación silenciosa de sobrevivir y eventualmente superar a este despiadado líder de su clan.
Con su espíritu apagado momentáneamente por la presión de Hanzo, ambos emprendieron el viaje. Hanabi caminaba unos pasos detrás de él, su mirada fija en el suelo, pero su mente trabajaba a toda velocidad, planeando, observando y esperando el momento adecuado para actuar. La silenciosa caminata estaba llena de tensión, con el viento frío silbando entre los árboles, casi como si la naturaleza misma temiera el poder oscuro que emanaba de esa pareja inusual.
Después de dejar el campo de batalla empapado en sangre, como si una tormenta carmesí hubiera pasado por allí, Hanzo y Hanabi se adentraron en la oscura noche, donde la luna apenas se atrevía a iluminar el sendero. El aire estaba cargado con la presión del pacto recién sellado y la promesa de un futuro incierto.
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Destino Entrelazado en Sombras MLBB
FantasíaEn las sombras de la ancestral aldea ninja, Hanabi y Hayabusa nacieron con un destino predeterminado por la rigidez de sus clanes. Desde temprana edad, las miradas furtivas y los susurros ocultos indicaban que el hilo del destino los uniría de por v...