En una tarde tranquila en la Mansión Black, el joven Pollux, de apenas 8 años, estaba lleno de emoción. Había pasado horas dibujando un colorido y detallado retrato de su madre, Meissa Black, con la esperanza de impresionarla y ganarse una sonrisa materna. Con el dibujo en sus pequeñas manos, corrió emocionado hacia la habitación de su madre. Correteaba por los pasillos buscando a su madre. Ansioso por mostrarle su obra maestra, el joven Black no podía contener la emoción que brillaba en sus ojos.
Al llegar a la habitación de su madre, el pelinegro se detuvo abruptamente al notar que la puerta estaba ligeramente entreabierta. Intrigado y curioso, decidió entrar con cautela. Al asomarse, se encontró con una imagen que no esperaba: su madre, Meissa, miraba con amor una foto. La escena dejó al pequeño atónito. El niño, aún sin comprender completamente la complejidad de las relaciones y los secretos, sintió una extraña melancolía en el aire. La foto, cuidadosamente guardada, parecía contener una historia que su madre prefería ocultar, una historia que Pollux no conocía.
En un instante de distracción, su madre se aleja de la habitación, y Pollux decide hacer como si acabara de llegar.
"—¿Necesitas algo, Pollux?" , pregunta algo fría al notar la presencia de su hijo.
"—Yo quería mostrarte algo, madre" responde tímidamente el pequeño pelinegro con el corazón temblando.
"—...Entra. Estaré de vuelta en unos momentos" indica sin ningún deje de cariño o comprensión a la imagen que le estaba brindando su propio hijo.
Al entrar a la habitación y encontrarse solo en la mesita de noche, entre antiguos pergaminos y objetos mágicos, descansaba aquella fotografía enmarcada que su madre miraba.
Intrigado, y con la curiosidad innata de un niño, el niño no pudo resistirse a la tentación de explorar más. Deslizó con cuidado la foto y, al contemplarla, vio a su madre, más joven, junto a una mujer de cabello rojo que emanaba una presencia cálida y amistosa. Sin entender completamente la complejidad de la escena, Pollux sintió que aquella foto guardaba un significado especial. El amor en los ojos de su madre al mirar la imagen no pasó desapercibido para el joven mago, quien de repente se sintió como un intruso. Un intruso en un momento íntimo del pasado de su madre. Las dos brujas parecían radiantes y felices, una imagen que contrastaba profundamente con la percepción fría y distante que el ojiazul tenía de su madre.
En su inocencia, el infante intentó entender lo que veía. Observó la foto durante un momento antes de comprender que esa imagen significaba algo especial para su madre... algo que no compartía con él. Y así, el dibujo en sus manos, que en un principio iba a ser un regalo lleno de alegría, se volvió un símbolo de la brecha emocional que existe entre ellos.
Sin conocer la naturaleza del retrato, Pollux sintió un nudo en el estómago. La expresión amorosa de su madre hacia aquella pelirroja, tan distinta de la frialdad que hay en los ojos de su madre cada que lo ve a él, creó un torbellino de emociones en el joven corazón del niño. Se preguntó quién era esa bruja y por qué su madre mostraba un afecto que en sus ocho años de vida, su madre nunca le había dirigido a él. Se pregunto también si aquella bruja era una ladrona, que había dejado sin amor a su mamá para darle a él.
En ese momento, la puerta se abrió más ampliamente, y la figura altiva de Meissa Black apareció en el umbral. La mirada de Pollux se encontró con la de su madre, y por un instante, pudo percibir una tristeza fugaz en sus ojos azules opacos, antes de que su expresión volviera a la frialdad habitual.
"—¿Mamá, quién es esa chica?" preguntó Pollux, señalando a aquella otra bruja en la foto.
"—Es solo alguien del pasado, Pollux. No es importante", respondió con un tono de voz que no dejaba espacio para más preguntas. Meissa, con un gesto automático, desvió su mirada hacia la ventana, sumida de nuevo en sus pensamientos."—No deberías haber visto eso, Pollux. Es un asunto sin importancia en nuestro presente", continuo ella con dureza.
Pollux, sin comprender completamente la complejidad de los sentimientos de su madre hacia aquella pelirroja, sintió una punzada de tristeza y anhelo por ese tipo de amor y atención. Guardó en su corazón la imagen de esa fotografía y la contradicción que representaba respecto a la relación que él ansiaba con su madre. Intentando ocultar su dibujo, Pollux retrocedió silenciosamente, dejando que su madre se sumiera en sus pensamientos.
Ese día, mientras su dibujo pasaba a segundo plano, quedo sembrada la semilla de la curiosidad y la necesidad de entender el misterioso lazo entre Meissa y la mujer de la foto, quien más tarde descubriría que era Lily Evans.
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"El Principe Black"; Hermione Granger
Fanfiction... Aunque la majestuosidad de la mansión era evidente, también albergaba las sombras de secretos oscuros y susurros incómodos. "Hangin' out where I don't belong is nothing new to me," pensó mientras recorría los corredores repletos de retratos de p...