tsukasen, omegaverse

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Las noticias se hacían un festín desde hace días, se anuncio por todo lo alto el matrimonio de Tsukasa Shishio, la joven estrella de la MMA que contrae nupcias con una actriz medianamente famosa. Una hermosa jovencita con inmenso talento. Todos solo hablaban de la bonita pareja que eran, sobre como serían los futuros niños y las expectativas de la boda. Típico de los reporteros que actúan como buitres que buscan hasta el más pequeño trozo de información para explotarla a lo máximo, nada nuevo en una sociedad tan hueca como la era la japonesa. Si tan solo supieran… oh si supieran, sería el escándalo de la década o mínimo el mayor escándalo de los últimos cinco años.

Pero Senku no estaba dispuesto a abrir su boca. Por el bien estar propio y de su salud mental, sabía que debia guardar silencio. Solo tenía que aguantar una semana, solo siete días más y estaría en Estados Unidos para su internado de la NASA. Sello una caja con cinta y luego se dejó caer sentado en la cama, algo cansado.

—...No patees tan fuerte.

Murmuró aparentemente a la nada, pero a la vez hablando directamente con la criatura que crecia en su vientre. Tenía cinco meses de gestación, a pesar de los malestares del embarazo como el dolor de pies y espalda baja, la gastritis, lo asquerosamente hormonal que estaba y la sensibilidad ante olores, pasaba por un embarazo relativamente tranquilo y sano. Paso sus manos por los costados de su vientre abultado, percibía los movimientos leves del feto contra sus palmas. Ahora que se ponía a pensar, era la primera vez que realmente tenía un momento asi… para él mismo y el bebé en su vientre.

—...Debes de ser del tamaño de una toronja aproximadamente, tal vez un melón—hablaba suave, acariciando, sintiendo—. Ya tienes tus brazos, tus piernas, todos los dedos de tus manos y pies. Aún tus pulmones no funcionan por su cuenta, tu sistema digestivo ya está completo—explicaba metódico pero tranquilo—. Aunque ya tienes funciones cerebrales es difícil saber si reconoces mi voz, si sabes quién soy…

Una patada, una pequeña patada contra su mano derecha.

—...Bueno ya reconoces voces ¡Eso es emocionante! kukuku~ —se rie bajo su aliento—...En una semana iremos a Estados Unidos, en un mes más tu abuelo se irá en su misión de seis meses. Estaremos solos por un tiempo… Por qué tú padre no sabe que existes y jamás va a saber, pero tú y yo estaremos bien, estaré para ti siempre… me aseguraré que no te falte nada, soy un mocoso todavía. Pero… Soy testarudo, soy ambicioso, voy asegurarme que estemos bien.

Otra patada, algo más fuerte contra su palma izquierda. Sonríe ligeramente.

—...Me pregunto cómo vas a lucir—, Senku se dejó caer en su cama, con sus brazos abrazando su vientre—espero que te parezcas a mi… o a mi familia, aunque no tengo la menor idea de cómo luce ese lado de la familia, me adoptaron así que… Kukuku~ ¿Que estoy haciendo? ¿Hablando al aire para no sentirme solo? Que extraño.

La relación que tuvo con Tsukasa siempre supo que solo tenía un fin, que follaban como un acuerdo mutuo y nada más profundo que eso. Ese embarazo fue un contratiempo, una metida de pata de ambos. Senku tomó las medidas necesarias, condon, pastillas anticonceptivas y plan de emergencia, aún así todo eso fallo. La última opción fue el aborto con pastillas pero Senku no pudo hacerlo, quien sabe por qué. Sabia que tenía todo el derecho a decidir sobre su cuerpo.

Pero aunque era joven, también era consciente que tal vez era la única oportunidad que tenía para poder empezar una familia. Conforme avanzará en el campo de la ciencia estaría más y más ocupado, la idea de una familia se postergaría hasta que básicamente ya estuviera muy cansado o muy viejo para poder tener un bebe. Si pensaba con mente fría, era ahora o nunca en su situación.

—Aun no pienso en un nombre…

[...]

3750 años más tarde…

—Una piernita por aquí… y está otra por acá, hey, no te muevas ¡O vas a tener otro accidente!

Senku regaño suave a un bebé que se reía suelto y burbujeante. Le colocó el pañal de tela para luego ajustarlo bien. Seguido le puso encima una abrigo mameluco de piel de oveja perfecto para la época invernal que se acercaba, se movió a un lado y repitió el proceso con su otra pequeña. ¿Quien hubiese adivinado qué tendría gemelos? Bueno no alcanzo a su ecografía de los ocho meses por qué el incidente de la petrificación llegó poco antes. Tomo a cada bebé, uno al frente y otro atrás en fulares para luego salir de su choza en un árbol para seguir explorando. Paso por el tronco dónde tallo la fecha que despertó hace ya seis meses atrás, parecía poco tiempo pero había pasado por tanto. Buscar comida teniendo una movilidad limitada, luego enfrentarse a un parto estando completamente solo, construir en tiempo récord una cuna para un bebé o mejor dicho, dos.

Pero ahí estaba, había sobrevivido y seguía adelante por él y por ese par de bebés que cargaba.

—...Tsubasa ¿Por qué no duermes? Tu hermanita ya está descansando~

—¡Ahum!

—Ok, ok, entiendo, quieres estar despierto.

Senku se hizo camino por el largo trecho de vegetación hasta la cueva que había marcado con una bandera hace un par de días atrás. Se adentro y encontró el balde que había dejado justo al medio, lleno hasta más de la mitad con un líquido amarillento: ácido nítrico. Tomó una muestra del líquido en una vasija de arcilla. Encontró esa cueva hace menos de una semana y casi de inmediato se dió cuenta de la acumulación de guano en las paredes. De esa forma hizo la primera prueba, vierte el líquido sobre la cabeza de una estatua…y nada, nada pasa.

—Hum…—Senku hizo una mueca entre frustración y confusión, su hijo, Tsubasa, le imitó la cara lo mejor que pudo—¿No es lo suficientemente corrosivo? Si tan solo tuviera algo de alcohol podría hacer nital.

—¿Ahum?

—Nital bebé, es un ácido industrial fuerte… ah, ni se para que te explico, no entiendes nada de lo que digo ¿Verdad?

—¡Pfff!

Senku se rió, camino un poco más lejos de la cueva para buscar donde sentarse. Tocaba dar pecho a sus hijos y era un proceso en el cual tenía que sentarse, ponerse cómodo y dejar que sus hijos se alimenten. Pero ni bien tomó asiento en una roca, escuchó el claro sonido de pasos contra la hierba. Se puso de pie mirando alrededor, estando alerta de los sonidos.

—I found him

—!!

Fue una voz  detrás suya, Senku volteo la cabeza para encontrar una figura alta sobre la rama de un tronco. Vestía una armadura de metal camuflada con hierba y hojas, sus hijos comenzaron a sollozar de inmediato al ver la presencia del extraño sumado también al hambre que tenían. Senku notó que esa persona llevaba un arma, así que lo más sensato para él fue alzar sus brazos y no hacer movimientos bruscos, no queriendo salir herido ni mucho menos sus hijos.

—... No estoy armado—le responde en inglés—solo estoy yo y mis hijos.

—No hables. Tengo que revisarte primero—, bajó de un salto de la rama, la armadura se abre dejando ver el rostro de ese sujeto. Era un hombre, pero de rasgos andróginos. Rubio, pestañas muy largas y delicadas. Ese sujeto le reviso, palmeo sus costados verificando que no tenía armas de ninguna clase. Lo único que le quitó de encima fue un martillo y una pequeña cuchilla que usaba para despellejar animales, pero nada más—... Despejado—susurro, hizo una mueca al sentir un aroma algo desagradable—Ugh, no voy a necesitar refuerzos doc, pero si un pañal limpio.

—¡Buaas!

—Es que le asustaste, es solo una bebé—le recrimina Senku, sosteniendo a Tsubaki que ahora lloraba por el susto y la incomodidad—¿Puedes darme un momento para cambiarla y darle pecho a ambos?

—...Bien, bien, pero vas a tener que seguirme.

—¿A dónde?

—A la base, vas a conocer al jefe y si tienes suerte le parecerás lo suficientemente interesante para que te deje vivir allí—Expresó con calma ese hombre, encendiendo un cigarrillo—¿No eres demasiado joven para estar con un par de bebés?

—¿Y tú no eres demasiado afeminado para ser militar?

—...Touché.

IDEAS SUELTAS (ONESHOTS, DR STONE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora