chapter XI

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Maegor muerde su lengua para evitar reír. Rhaenyra carga a Baelon mientras los tres hermanos miran cómo diez criadas están al servicio de Alicent y el bebé "prematuro".

Baelon ríe cuando ve la cara de Maegor, roja por retener la risa. Aplaude varias veces mientras quiere acercarse a su hermano. Recientemente, el último Targaryen nacido del vientre de la reina Aemma, había cumplido siete lunas, se veía regordete y no tenía ningún problema que le complicara ir de un lado a otro en brazos de sus hermanos.

Un dragoncito mimado.

Mientras que Alicent había tenido el descaro de nombrar a su bastardo Aegon. Maegor lo recuerda y quiere volver a reír, ese niño no tenía una sola pizca Targaryen más allá de un simple nombre según sabía por parte de los rumores. Las criadas salen cuando finalmente terminan su deber, Rhaenyra le da un empujoncito a Maegor, diciendo que tendría que ir a alimentar a Baelon. Trece y once años, demasiadas responsabilidades.

"Maegor" susurra Alicent, postrada en la cama luego de un laborioso parto. Él está por corregirla cuando nota a Viserys y Otto cerca de la cuna del bebé.

"Alicent..." Devuelve, sin esforzarse en fingir su preocupación por ella.

Camina a pasos lentos hacia la cuna, haciendo una mueca con cada símbolo de fe que ve. Otto se quita de su camino, dándole total mira al recién nacido. Maegor quiere reír, mucho, siente la carcajada subir por su garganta pero mantiene la compostura.

Ese tal Aegon no era nada más que un insulto a su antiguo padre; la pelusa que tenía por cabello no era blanca como había predicho al creer que era de Daemon, tampoco cobriza como el cabello de Alicent, mucho menos castaña como Otto y Gwayne. No. Piel levemente morena, si le dejaban opinar, cabello oscuro y con un maldito rizo que él reconocía.

Ese bastardo, el bastardo al que ahora estaba obligado a llamar hijo, no era de la estirpe Targaryen, era un maldito Cole. Triplemente maldito Criston Cole, se había follado a Alicent y las consecuencias tenía que pagarlas él. Ríe suavemente, fingiendo que es por los movimientos limitados del bebé.

No sabe cuándo es que Otto y Viserys se van, pero cuando ya no nota su presencia, la carcajada escapa de sus labios.

"Un Cole" dice, totalmente divertido. Alicent se levanta con esfuerzo.

Habían pasado diez días desde el nacimiento de Aegon y Maegor no intentó nada por ver al bebé, sabiendo que sería algo asqueroso ver al niño recién parido. Durante ese tiempo, su consorte se mantuvo oculta en el mismo cuarto donde parió.

"Su alteza, yo..." Se intenta excusar pero él vuelve a reír, despertando al niño en la cuna. Maegor chasquea la lengua, mirando al niño de nuevo, Alicent entiende eso e inmediatamente se acerca al bebé para cargarlo.

El príncipe ignora los llantos del bebé, también ignora cuando Otto y Viserys entran. Toma con cuidado el huevo de dragón, notando que su peso había cambiado. Piedra, se había hecho piedra. Suelta un suspiro, una total desgracia que un pequeño dragón muriera, se levanta, aún con el huevo en sus manos.

"Maegor, ¡Suelta el huevo!" Advierte Viserys.

"Cómo diga, su alteza..." Maegor, burlón, deja caer el huevo desde un poco más de su propia altura.

¡Crack!

El huevo se había partido exactamente a la mitad y en lugar de ver a una cría de dragón débil, solo hay piedra. Viserys siente su corazón latir de forma ajetreada, el huevo se había hecho piedra.

"Ups, creo que no es un Targaryen" se burla totalmente, pateando los pedazos de piedra. Alicent está callada mientras los tres ven al huevo, Maegor simplemente sale de la habitación.

Maegor is back Donde viven las historias. Descúbrelo ahora