chapter V

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Alicent sabe que mentir sería castigado por los siete, pero no podía simplemente fingir que llevaba al mesías en su vientre o que fue por arte de magia.

"Lo siento" susurra ella, mirando cómo el príncipe iba de un lado a otro. "Pensé que me enviarían a Antigua..."

"¿Acaso piensas, Alicent?" le pregunta hostil Maegor, deteniéndose para ajustar la capa sobre sus hombros. "¡Dime! ¡¿Alguna vez lo hiciste?!" Él la mira por unos segundos, pasando una mano por su rostro. "Toda una jodida vida planeada ¡Y lo arruinas!" La Hightower siente sus ojos comenzar a lagrimear. "Mi primera esposa sería Laena, el siguiente año, cuando yo cumpliera catorce" el príncipe bufa, mirándola.

"Maegor, yo..."

"Príncipe, para ti soy el príncipe." Dice Maegor con un tono duro, acercándose a la puerta de la habitación de Alicent. "Sí ese jodido niño no es de Daemon, no podré hacer nada por ti..."

Luego, Maegor sale. Sus pasos retumban y las sirvientas se quitan de su camino al verlo pasar. El propio Maegor no sabía hacia dónde se dirigía, solo sabía que necesitaba desquitarse con algo. Si ese niño no era de Daemon o mínimamente se parecía a Alicent, estaba seguro de que tanto a él como a ella les caerían miles de preguntas incómodas. Deseaba que la mayoría fueran para Alicent.

"¡Príncipe Maegor!" Escucha una suave voz, dirige su mirada hacia esa voz y se encuentra a una de las jovenzuelas que, por alguna razón u otra, eran criadas en el castillo. Una breve mirada hace que su piel se comience a erizar en un segundo.

"¿Qué?" Prácticamente bufa, preguntándose por qué se había detenido si, siendo sincero, no le importaba lo que la joven le fuera a decir.

Apenada por haber interrumpido al príncipe, la joven mira brevemente al contrario a los ojos. "Perdón por la interrupción, mi príncipe, pero su padre, el rey Viserys, ha pedido que sea localizado de inmediato..."

"¿Para?" Pregunta Maegor, menguando la hostilidad en su voz.

"Su ceremonia" el tono de duda de la joven lo hace respirar con fuerza. Había olvidado su propia ceremonia.

"Camina, rápido" le ordena, sin preocuparse en preguntar su nombre o apellido. Sus pasos son rápidos y de gran avance, mientras que la joven tiene que apurar sus pasos para alcanzarlo.

Su mente se desconecta un poco del tema principal, mirando una vez más a la criada que le intentaba seguir el paso. Hay tanto en ella que le recuerda a Ceryse, desde lo físico como sus ojos, la forma abotonada de su nariz o el rubio intenso en su cabello, pero también había algo de su antigua esposa en su personalidad. Sofoca esos pensamientos; no debería de pensar en Ceryse a esas alturas. Debía pensar en cosas importantes.

"Lleva esto a Rhaenyra, y si encuentras a mi padre, dile que todo irá según lo planeado ¿Bien?" Le dice, bueno, ordena, mientras pone una pesada capa con los bordados más perfectos que la criada alguna vez vio. La rubia asiente, haciendo una última reverencia antes de prácticamente correr para hacer lo debido. Claro, cuidando que la capa se mantuviera bien.

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Una ducha con agua fría es reconfortante cuando sus músculos están tensos. Termina de lavar su cabello antes de dejarse caer en su cama, aún envuelto en una bata. Mira su ropa, rojo y negro de pies a cabeza.

Suspira con fuerza, comenzando a secar su cabello para poder iniciar a vestirse. Escucha cómo alguien abre la puerta justo cuando termina de subir su pantalón. No necesita voltear, ese taconeo ya es familiar para él.

"Corlys seguramente va a querer que te vayas" murmura, secando su pecho para poder ponerse la camisa pronto.

"Sí, seguramente" la suave voz de Laena responde mientras se acerca a él. Como Maegor sigue de espaldas, ella se permite curiosear un momento. El silencio entre ambos llega de forma rápida, aunque claramente es uno que muestra su complicidad.

Maegor is back Donde viven las historias. Descúbrelo ahora